David Pablos, director de “Las elegidas”
Tras debutar con el largometraje “La vida después”, el mexicano David Pablos estrena en la sección Un certain regard de Cannes “Las elegidas”, film que aborda el tema de la trata de mujeres a partir de la cotidianeidad de una familia y de un primer amor. La producción del film es de Canana, la reconocida productora fundada por Diego Luna, Gael García Bernal y Pablo Cruz, contando con IM Global como agente de ventas.
"Las elegidas" parte de un texto de Jorge Volpi que en primera instancia interesó al productor del film, Pablo Cruz. ¿Qué particularidades encontraste en este relato que despertaron tu interés por adaptarla al cine?
La obra en cuestión era inicialmente un guión cinematográfico que Volpi transformó en una ópera y luego en una novela en verso (próxima a publicarse a finales de año). Ese guión original (al que aún le faltaba mucho trabajo para llegar a su versión definitiva) lo empecé a reescribir con Volpi, sin embargo, por cuestión de agendas, yo terminé haciendo todo por mi cuenta. Lo que me atrajo enormemente fue la esencia de la historia, más no la historia como estaba planteada en ese momento. No sólo el tema de la trata de mujeres me horroriza, sino que la posibilidad de trabajar esta cuestión a partir de una familia que vive de ello, fue lo que me atrapó. Empecé a preguntarme cómo podrían ser las dinámicas y reglas dentro de esta familia. ¿Cómo serían las relaciones entre hermanos y padres? ¿Y las madres?
¿Cuáles piensas que son tus aportes que la distancian de la obra?
Una vez que yo empecé a escribir en soledad, me separé por completo de la historia de Volpi. Sólo hay tres puntos en común con el guión original: el título de la película, el nombre del personaje principal, y el tema, que es la trata de mujeres. El resto es mi historia original, en donde construyo mi propio mundo.
La película aborda un tema muy delicado como es la prostitución infantil. ¿Se lo puede describir como un drama social?
Yo no vendería mi película como un drama social. Es decir, sí aborda un tema esencial a hablar en la actualidad, que es la trata de mujeres (un grave problema a nivel mundial), pero ante todo, tenía claro dos cosas al escribir mi guión: no me interesaba hacer una película de “denuncia” y tampoco quería hacer una película sórdida o sensacionalista. Para nada. Mi intención siempre ha sido retratar un drama humano desde una perspectiva intimista. Quería mostrar personajes complejos, que uno pueda amar y odiar al mismo tiempo. Personajes que ante todo puedan ser entrañables y así nos lleven de la mano hasta el final de la historia. Creo que a partir de este drama intimista, la película encapsula cuestiones mucho más grandes y así es como a partir de lo personal se logra hablar de algo global. Pero nunca desde una perspectiva aleccionadora. Eso sería un grave error.
¿Qué es lo que te interesa que la película transmita?
Siempre me ha interesado que la gente reflexione sobre la película que ha visto. Quiero que mis películas se la lleven a casa y ahí las sigan construyendo, trabajando. Lo que vieron no se puede quedar sólo en el cine. Eso es lo que busco: generar discusión y diálogo.
Generalmente un director es quien tiene un proyecto y busca un productor que pueda desarrollarlo. En este caso fue a la inversa, el productor te buscó. ¿Cómo fue esa experiencia de
trabajar con un proyecto -en primera instancia- ajeno?
Para mí no hubo ninguna diferencia en el aspecto creativo, pues como ya mencioné, yo terminé generado este proyecto prácticamente a partir de cero. Yo hice mi propio trabajo de investigación e inventé mi propio mundo para esta ficción. Más allá de esta cuestión, para mí fue muy cómodo y de enorme ayuda el haber tenido a un productor conmigo, de principio a fin, a quien tuve no solamente como auxiliar en el aspecto logístico del desarrollo, sino también como un soporte creativo. Fue una experiencia muy grata, que espero continuar.
Busco generar discusión y diálogo.
¿Encuentras puntos de conexión con tu película previa?
Muchos. No sólo aquí la familia juega un rol esencial (algo que sucede en todos mis trabajos), sino que hay varios temas que de manera inconsciente (al menos hasta ahora, que lo he reflexionado) trabajo casi de manera obsesiva: la culpa, y ante todo, el dilema moral al que hago partícipe al espectador, al colocarlo en una disyuntiva que significa poner en cuestión su propia perspectiva ante ciertos eventos, y las consecuencias que estos representan.
En los últimos años, el cine mexicano tuvo una buena repercusión en Cannes, con las películas de
Carlos Reygadas y Amat Escalante, que igualmente hablan sobre la violencia en el México actual.
¿Cómo ubicas a tu película dentro de esta línea?
Ubico mi película dentro de un cine que de manera inevitable se contagia de la realidad que vivimos. Es imposible que uno como creador no se empape de las cosas que nos rodean. No se puede estar con los ojos cerrados. El arte surge de la vida y del entorno que conocemos, que está frente a nosotros. Así es como mi película nace, desde un lugar muy personal. No creo que se deba de seguir ninguna línea en concreto, pues cada trabajo tiene sus propias características y es un mundo dentro de sí mismo. Se trata de confiar en tu propia voz, en tu intuición.
© Foto: FICM 2013