• Diego Felipe Guzmán, director de “La otra forma”, finalista en los Premios Quirino

  • Diego Felipe Guzmán, director de “La otra forma”, finalista en los Premios Quirino

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  • Diego Felipe Guzmán, director de “La otra forma”, finalista en los Premios Quirino

Diego Felipe Guzmán, director de “La otra forma”, finalista en los Premios Quirino

“La otra forma”, ópera prima como director y guionista de Diego Felipe Guzmán, se ha convertido en una de las más gratas sorpresas de la escena animada iberoamericana. Se trata de un filme distópico producido por las colombianas Smith & Smith y HIERROanimación -en coproducción con Estúdio Giz de Brasil- cuya excelente factura no permite imaginar su exiguo presupuesto, apenas medio millón de dólares. El film ha sido reconocido en numerosos festivales, incluyendo Annecy y Sitges, y ahora es finalista en los Premios Quirino de la animación iberoamericana en la categoría de Mejor largometraje. LatAm cinema conversó con su director sobre esta película, sus proyectos y los retos que enfrenta la animación latinoamericana.

 

¿Cuánto tiempo pasó desde la idea inicial hasta que la película estuvo terminada?

Desde que se me ocurrió, fácil han pasado más de 10 años, considerando que fueron cinco años de producción, de hacer la película. A eso se suman otros siete años, obviamente no constantes, pero sí con la idea debajo del brazo, tocando puertas, yendo a laboratorios de guion, logrando los contactos para que esto surgiera. Y de repente se fue dando. Cada vez se avanzaba un poco. En Colombia tenemos una especie de escala para hacer una película: primero ganamos un premio de guion, luego un premio de desarrollo para hacer el teaser y ya luego la producción. En producción fueron cinco años, un año y medio de preproducción y tres, casi cuatro, de animación y producción total.

¿Cuáles son los grandes retos de realizar un largometraje de animación en Colombia?

Muchísimos. Cada etapa tiene su reto y, además, nosotros nos estábamos enfrentando a algo nuevo. En Colombia ya se han hecho largometrajes de animación, pero cada uno lo ha intentado hacer a su manera y a nosotros nos tocaba encontrar esa otra forma de hacerlo. Desde la financiación surgen los primeros problemas, sobre todo porque esta no es una idea comercial, más bien que es lo opuesto. En preproducción hubo un montón de problemas, pero eran muy divertidos, porque nos sentábamos a ver quién botaba la idea más loca de autocorrección de las personas, cómo eran todas las máquinas, cómo era el proceso para que entrasen en los moldes… Y al mismo tiempo, desarrollar el diseño de los personajes fue una labor super reconfortante y también super difícil, porque cada personaje es una forma diferente de volverse cuadrado, por decirlo así. Las conversaciones eran muy divertidas, los diseñadores de personajes nos íbamos a casa con la tarea de llegar al día siguiente con una nueva forma de cuadratizarse.

En producción también, dirigir el equipo, encontrar la gente para hacer la película, porque obviamente hay talento, pero no tenemos una tradición en animación y el talento muchas veces se fuga y trabaja para el exterior. Nos tocó hacer formación de animadores, nos tocó reclutar gente. Uno piensa que va a encontrar los animadores por ahí y toca que los animadores se enamoren del proyecto para que le metan toda la ficha. Cada etapa, ahorita que estamos en distribución y promoción, cada etapa tiene su dolor de cabeza, pero es muy reconfortante.

Al ser una propuesta poco comercial, tú mismo lo has mencionado antes, me pregunto cómo está siendo el rendimiento económico, si se ha vendido a otros países, si hay plataformas interesadas…

Yo creo que  los directores también tenemos que interesarnos en la parte de producción. Como es un proyecto tan personal, yo terminé metiéndome, sobre todo para manejar presupuesto y ayudar a economizar. Esta película se hizo con medio millón de dólares, fue lo que conseguimos. Por ahora es una película de festivales, y menos mal, pues digamos que la recepción ha sido buena. Justamente estamos aprovechando para eso, para mover la película y empezar a presentarla en otros lugares. Nosotros logramos hacer una coproducción con Brasil, entonces ellos también alcanzaron a aportar algo en las partes de finalización, entonces la película se va a estrenar en Brasil. No sé qué tanto podemos decir, pero ya hay acuerdos adelantados de estrenar en España, en España y en Portugal. Y seguimos avanzando, porque en nuestras redes sociales nos la han pedido un montón en Argentina, en México, y también estamos intentando ver cómo entramos en Estados Unidos.

"La única forma de perder es rendirse. Puede que el proyecto dure más años de lo que esperabas, pero mientras tus ganas sigan intactas, tarde o temprano la película va a salir adelante."

¿Estás trabajando ya en un segundo proyecto? 

Sí, la película ha abierto muchísimas puertas, la verdad. Sobre todo, ha abierto las puertas a más ejercicios de coproducción, que creo que es lo que se necesita en Latinoamérica para lograr hacer proyectos muy fuertes, y en Iberoamérica también. Desde El Hierro Animación, la casa productora, ya hay otra película en desarrollo, que no es de mi autoría, pero ya está en el proceso de producción, ya ganamos el estímulo de producción, ya tenemos que hacerla. Eso por ese lado. Y digamos que, por el lado mío, sí, ya hay algo adelantado, pero tengo que empezar con el desarrollo. La idea es que todo este aprendizaje se utilice de alguna manera, no solamente el mío, sino que ya hay un grupo de animadores en Colombia que sabe cómo hacer una película, que ya funciona. Sobre el final, nosotros estábamos funcionando como un relojito suizo, todo el mundo sabía exactamente qué tenía que hacer. La idea es que eso no se pierda, que no pase que la siguiente película se haga 15 o 20 años después; la meta tanto es que haya frecuencia de películas. 

El año pasado, en el Festival de Annecy, hubo cuatro largometrajes iberoamericanos y ninguno era dirigido al público infantil. ¿Crees que hay un auge de la animación para adultos en Iberoamérica, una especie de boom?

Creo que hay un agotamiento de un tipo de cine que ya es muy formulaico. A veces todo el mundo dice, otra vez la misma película, el remake, la secuela, la precuela…, todo ese tipo de cosas. Siento que la gente está en exploración de nuevas historias y de repente, como ya están cansados de mirar a los mismos lados, están empezando a mirar a Latinoamérica. En Latinoamérica, yo creo que el boom va a surgir de las ganas de la gente, porque esta película salió de puras ganas, ganas de no rendirse hasta que salga la película, y yo veo a mucha gente así en Latinoamérica. Como te decía, creo que el mundo está mirando para acá, y, segundo, aquí tenemos muchas historias que contar y muchas ganas de contarlas. 

También es verdad que me tocó un año jodidísimo, porque salieron proyectos buenísimos de animación, que por un lado está muy bien pero me tocó competir contra todos estos gigantes. Pero, como te decía, uno se alegra, porque hay proyectos para competir, hay producción, y todos buenísimos, multipremiados. Creo que estos años hemos plantado la bandera de decir estamos aquí y nuestras producciones están ganando y están siendo muy buenas. Yo he hecho una película y quedé agotado, pero tengo ganas de seguir haciendo más, o sea que allí vamos.

¿Qué le recomendarías a alguien que tenga un proyecto de animación para adultos que quiera producir?

Que no pierda las ganas. Que no se rinda. Es un proceso largo y hay que celebrar cada pequeña victoria, y en ese proceso largo habrá muchos bajones y dificultades. Y realmente, el proyecto muere en el momento en el que tú decides que muera. La única forma de perder es rendirse. Puede que el proyecto dure más años de lo que esperabas, pero mientras tus ganas sigan intactas, tarde o temprano la película va a salir adelante.