Focus on Funds Mujeres: Sabine Fayoux Cantillo, Associate Director Chicken & Egg Pictures
Show me the Fund es una iniciativa de Projeto Paradiso, en asociación con Brazilian Content y Cinema do Brasil, que busca conectar a los productores audiovisuales con fondos de financiación de todo el mundo. La primera etapa de este proyecto fue una investigación exhaustiva, diseñada y realizada por LatAm cinema, en la que se seleccionaron y analizaron 50 oportunidades de financiación abiertas a productores de toda Latinoamérica. En 2021, el proyecto se convirtió en un hub de información con una plataforma digital que apuesta por la democratización de la información para el desarrollo del audiovisual en la región. Ese mismo año, lanzamos Focus on Funds, una publicación que se propone ahondar en la información incluida en Show me the Fund. Esta entrevista ha sido incluida en el número 5 de Focus on Funds.
Chicken & Egg Pictures fue fundada en 2005 por tres documentalistas -Julie Parker Benelow, Wendy Ettinger y Judith Helfend- que identificaron tanto el poderío narrativo de las mujeres como la falta de recursos financieros y creativos a su disposición.
Actualmente cuenta con cuatro programas anuales de becas y tutorías para cineastas mujeres y no binarias de cualquier parte del mundo: (Egg)celerator Lab, Project:Hatched y Research & Development Grant -con selección mediante convocatoria abierta- y Chicken & Egg Award, concedido por nominación.
Más de 25 documentalistas latinoamericanas han recibido el apoyo de esta organización desde su creación.
¿Qué ha cambiado en Chicken & Egg en sus casi dos décadas de existencia?
En sus inicios, la atención se centraba en las barreras que impedían a las mujeres lograr la igualdad de acceso a las oportunidades de financiación. Pero a lo largo de los años, al evolucionar nuestra propia forma de entender el género, ampliamos nuestra misión para incluir también cineastas no binarias en el marco de nuestro enfoque para lograr una mayor equidad en el panorama documental. Diecinueve años después seguimos desarrollando y ampliando nuestra misión.
¿Qué es el (Egg)celerator Lab?
Es un programa para documentalistas que estén trabajando en su primer o segundo largometraje. En el momento de presentar la solicitud, los proyectos deben estar rodados entre un 10% y un 60%. A través de este programa, concedemos una subvención de 40 mil dólares para la producción, pero la concebimos de una manera muy flexible: nunca pedimos recibos ni detalles sobre cómo se gasta el dinero; el único criterio es que beneficie a la producción. Además de la subvención, lo más importante para nosotras en este programa es la tutoría que podemos ofrecer, incluyendo nuestros dos retiros de una semana. El primero es una instancia creativa y comunitaria en la que entramos en contacto con los proyectos y aportamos comentarios. Este primer retiro también tiene un componente de desarrollo profesional bajo la tutela de uno de nuestros consultores, que se sienta con las responsables del proyecto a pensar en su carrera a largo plazo. En el segundo retiro vemos el material que tienen, les damos nuestra opinión y analizamos la historia desde diferentes ángulos. También les ofrecemos tutorías individuales o en grupo con miembros del nuestro equipo, y organizamos grupos de tutorías entre las integrantes de la cohorte para que puedan apoyarse entre ellas. Asimismo ofrecemos la posibilidad de programar reuniones con representantes de la industria y alentamos a las cineastas a presentarse a mercados y foros.
¿Qué ocurre si la cineasta seleccionada no puede asistir a estos retiros por motivos económicos o personales?
Una de las cosas que más me gusta de nuestros programas, especialmente del (Egg)celerator Lab, es que ofrecemos un apoyo verdaderamente holístico. Eso implica entender cuáles son las barreras que impedirían a alguien asistir a esos laboratorios. Cubrimos todos los gastos de las directoras, tanto de alojamiento como de transporte, y a las cineastas con hijos les proporcionamos una ayuda adicional para cubrir ese rubro. Queremos asegurarnos de solventar cualquier obstáculo financiero que puedan tener las cineastas, para que puedan concentrarse de lleno en el laboratorio.
“Queremos apoyar cineastas que no tengan miedo de hacer las películas que quieran hacer y que no estén dispuestas a comprometer su visión”.
¿Qué espacio le dedican a los documentales que están en una fase más avanzada?
Project:Hatched es un programa para películas casi terminadas y listas para lanzar una campaña de impacto. Está dirigido a cineastas en cualquier momento de su carrera con un corto, medio o largometraje. Ofrecemos una subvención de 30 mil dólares para la finalización de la película y la campaña de impacto, y pedimos que al menos 15 mil se destinen a esta última. El resto puede invertirse en la finalización, incluso si se trata de costes ya realizados. La subvención es la misma para corto y largometrajes, porque si bien los cortos pueden tener un presupuesto de producción más pequeño, el costo de una campaña de impacto es el mismo.
Este año, han puesto en marcha el programa Research & Development Grant en colaboración con Netflix. ¿Qué puede decirnos de esta iniciativa?
Es una subvención de 20 mil dólares para más de 20 proyectos de cineastas con una carrera avanzada, es decir, que hayan dirigido al menos dos largometrajes documentales. Hace dos años realizamos un proceso de planificación estratégica en el que entrevistamos a personas de distintos campos para saber qué cosas nos faltaban. Y algo que oímos una y otra vez, sobre todo de cineastas con una carrera avanzada, fue que, si bien tenían contactos y sabían qué películas querían hacer, necesitaban financiación para poder explorar una idea nueva. Se trata de una subvención para investigación o desarrollo, pero la noción es muy flexible, al igual que en el (Egg)celerator Lab. Por ejemplo, si la cineasta tiene que hacer un viaje de investigación, puede utilizar el dinero para pagar por el cuidado de los hijos en su ausencia y eso se considera un gasto en investigación.
¿Qué puede contarnos de las cineastas latinoamericanas apoyadas por Chicken & Egg?
Más de 20 realizadoras latinoamericanas han recibido nuestras ayudas, y ocho de ellas obtuvieron el Premio Chicken & Egg para cineastas con una carrera avanzada. Si bien hasta el año pasado concedíamos una subvención de 50 mil dólares, este año la hemos aumentado a 75 mil, de los cuales 25 mil se deben destinar al desarrollo de un nuevo proyecto. Tenemos un grupo de consultores, que procuramos sea la más diverso posible, encargado de nominar dos cineastas. Después revisamos los criterios de selección e invitamos a esas cineastas a presentar una candidatura. Tatiana Huezo, Maite Alberdi, Anayansi Prado, Natalia Almada, Julia Bacha, Cristina Ibarra, Loira Limbal y Petra Costa son las documentalistas latinoamericanas que han recibido esta beca.
¿Qué tienen en cuenta a la hora de elegir un proyecto?
Hay una cosa que realmente buscamos, sobre todo si el proyecto está en una fase inicial: una voz fuerte y una dirección clara de hacia dónde quieren ir. Queremos apoyar cineastas que no tengan miedo de hacer las películas que quieran hacer y que no estén dispuestas a comprometer su visión. Esto me hace pensar en “El eco” de Tatiana Huezo. Ninguna otra cineasta habría podido hacer esta película y esto se debe a que ella fue inflexible en su visión y se mantuvo firme con la película que quería y necesitaba hacer. Estamos interesados en proyectos que se planteen preguntas difíciles, y algo que también es muy importante para nosotros es el compromiso con la historia y su voz; compromiso con el equipo del que se rodean, pero también, y muy importante, compromiso con la comunidad a la que retratan. Dedicamos mucho tiempo y conversaciones a ver quién cuenta la historia de quién y por qué.
¿Hay algunos temas que les interesen en particular?
Tradicionalmente, hemos apoyado películas sobre temas de justicia social, pero cuando nos sentamos a pensar qué es la justicia social, llegamos a la conclusión de que una película puede tratar sobre una transformación personal y aun así cumplir ese objetivo. Por tanto, el abanico de temas es muy amplio, siempre que se produzca algún tipo de transformación a lo largo de la película.
¿Qué consejo le daría a una cineasta latinoamericana que quiera presentarse Chicken & Egg?
Que se apropie de su espacio creativo: ¿cómo contamos historias las latinoamericanas? Apóyate realmente en ese conocimiento creativo específico: mantente fiel a tu voz, comparte tu estética individual, pero también los valores que a menudo pueden pasarse por alto en el marco del sistema dominante. Apóyate en lo que hace que tu historia y tu película sean únicas, y en cómo se relaciona eso con la forma en la que aprendiste a contar historias.