Francis Saint-Dizier, presidente de la Association Rencontres Cinémas d’Amérique Latine de Toulouse
Los Rencontres Cinémas d’Amérique Latine de Toulouse acaban de iniciar su 24 edición bajo la nueva denominación de Cinélatino, Rencontres de Toulouse, pero sin perder el perfil marcado desde su nacimiento: ser un espacio para la difusión del cine latinoamericano en Europa. Tres competencias –largometrajes, documentales y cortometrajes- y diversas secciones paralelas conforman la programación de un certamen donde se reúnen tres plataformas de la industria: Cine en construcción (apoyo a films latinoamericanos en posproducción), Cine en desarrollo (presentación de proyectos latinoamericanos) y Cinemalab (talleres y trabajo en red para profesionales latinoamericanos y europeos de la difusión). Francis Saint-Sizier, presidente de ARCALT (Association Rencontres Cinémas d’Amérique Latine de Toulouse, dialogó con LatAm Cinema.
ARCALT creó este festival como una forma de ayudar y promover el cine latinoamericano. A 20 años de aquel emprendimiento, ¿cómo comparas la presencia de cine latinoamericano en Europa en aquel entonces y en la actualidad?
Cuando empezamos en 1989, la producción de cine latinoamericano estaba muy decaída. La cultura no era una prioridad en los países que enfrentaban crisis económicas seguidas y situaciones sociales difíciles. En Brasil, después de la desaparición de Embrafilme, la producción estaba al nivel cero. En aquel entonces la presencia del cine latinoamericano en Francia no pasaba de unos cuantos títulos en cartelera, de 4 a 8 en la década de los 80. El promedio de películas estrenadas en estos últimos años en Francia es de unas 35 películas al año.
Desde tu visión de cinéfilo, ¿qué tanto ha cambiado la producción latinoamericana en estas dos décadas?
Con la instauración de democracias en los países que sufrieron largos años de dictadura, el interés por la cultura recobró fuerza. Y a lo largo de estas dos pasadas décadas hemos visto nacer ministerios de la cultura, institutos de cine, leyes de apoyo al cine nacional, escuelas de audiovisual en la mayoría de los países latinoamericanos. A estas iniciativas e incentivos nuevos se suma la revolución tecnológica del digital que ha permitido una democratización importante del acceso a la realización. Las nuevas generaciones de noveles directores y productores egresados de las escuelas de cine empezaron a filmar sus operas primas sin complejo y de manera muy libre e independiente, renovando el lenguaje cinematográfico y la estética de sus películas: el tratamiento mucho más cerca del documental y abordando nuevas temáticas a través de temas mas personales e íntimos.
En esta edición se cumplen 10 años de Cine en Construcción, ¿cómo analizas la repercusión que tuvo este programa en la producción latinoamericana?
Cine en Construcción cumple 10 años y sigue siendo una plataforma de intercambio con los cineastas y productores latinoamericanos cuyo balance es más que positivo, tanto cuantitativamente como cualitativamente: 113 proyectos en etapa de posproducción han sido presentadas a públicos de profesionales, 106 se acabaron y llegaron al público, 17 películas estuvieron seleccionadas en el marco del Festival de Cannes, 10 noveles directores fueron laureados de la Residencia de Cannes (Cinefondation), 32 películas han encontrado distribuidores en Francia y 21 películas han encontrado distribuidores en España. Este año 2012 empieza fuerte con cuatro películas ya seleccionadas en los primeros tres grandes festivales del año: Sundance, Rotterdam y Berlín…y esperamos que entre alguna en las selecciones de Cannes. Cine en Construcción es un dispositivo pragmático que consiste en el diálogo y la interacción entre profesionales de ambos continentes y se traduce en actos con la intervención decisiva de profesionales que aportan sus competencias y servicios para finalizar, promocionar, distribuir películas necesitadas en la etapa de postproducción. Cine en Construcción llega a ser una especie de label que da una visibilidad internacional a películas frágiles, independientes y talentosas que merecen llegar al público. Cine en Construcción contribuye a enriquecer la oferta cinematográfica, participando de esta manera al desarrollo de la diversidad cultural.
¿Consideras que ha incentivado a la creación de otros programas de ayuda a largometrajes?
El éxito de esta iniciativa de dos festivales europeos, Toulouse en marzo y San Sebastián en septiembre, ha incentivado a la creación de muchos programas de ayuda a largometrajes, inclusive en Latinoamérica.
¿Qué piensas de la proliferación de programas de desarrollo de proyectos?
Si las nuevas tecnologías digitales han permitido abaratar los costos de rodaje, no obstante los costos de postproducción son importantes y muchas producciones se quedan estancadas en esta etapa decisiva para que las películas puedan acceder a los circuitos de festivales, de distribución, de exhibición. La eficiencia de estos programas depende de la rigurosa selección de los proyectos y de la participación de profesionales capaces de intervenir en este proceso.
¿La actual crisis que atraviesa Europa ha tenido algún tipo de consecuencia en el festival?
De momento no hay consecuencias en cuanto a subvenciones, pero los costos de pasajes y estadía de invitados, fees para conseguir las copias, transporte de copias, logística, etc, siguen aumentando. Por supuesto hay una inquietud de cara al futuro cercano, y cada año, armar una edición del festival es una nueva apuesta que conlleva muchas incertidumbres.
¿Qué destacarías de la edición de este año?
Como cada edición, esta última pretende presentar lo más destacado de la producción del año 2011, tanto en las secciones competitivas (largometrajes de ficción, documentales y cortometrajes) que presentan películas inéditas en Francia; mientras las secciones de Panorama tienen películas ya presentadas en otros festivales. La selección busca ser representativa de la diversidad de países representados y de la variedad de las propuestas, siempre respetando el criterio de la cualidad artística. Las muestras paralelas de este año enfocan un país: las comedias agridulces del Uruguay; una temática: la otra cara del cine argentino con propuestas al margen del sistema; un oficio del cine: en este caso el director de fotografía brasileño Walter Carvalho; dos directores chilenos radicados en Francia: Raúl Ruiz, homenajeado con sus películas rodadas en Chile, inclusive su opera prima “La maleta”, recién reencontrada y restaurada, y el multifacético Alejandro Jodorowsky.