• João Paulo Miranda Maria, director de “A moça que dançou com o diabo”, Competencia Oficial de Cortometrajes

  • João Paulo Miranda Maria, director de “A moça que dançou com o diabo”, Competencia Oficial de Cortometrajes

João Paulo Miranda Maria, director de “A moça que dançou com o diabo”, Competencia Oficial de Cortometrajes

Tras participar el pasado año con “Command Action” en la Semana de la Crítica, el brasileño João Paulo Miranda Maria regresa a Cannes para competir por la Palma de Oro de la Competencia Oficial de Cortometrajes con “A moça que dançou com o diabo”. Con este nuevo cortometraje, el director paulista reafirma su interés por indagar en las historias e imaginario de las ciudades del interior, dando forma a un género propio que denomina como “cinema caipira”.

Esta es la historia de una joven de familia religiosa que tiene un encuentro con el diablo. ¿Qué te interesó capturar con esta historia?

En verdad es la historia de una chica que está en búsqueda de un paraíso y quiere encontrar su propia felicidad. Pero vive en una familia muy religiosa y contradictoriamente siempre existe la presencia de algo diabólico a su alrededor, como si hubiese un diablo en todo pero que realmente no vemos. La idea surgió a partir de una leyenda del interior de Brasil, donde vivo. Para mí es importante retratar esa dualidad en la sociedad brasileña, donde conviven lo sagrado y lo profano.

¿Cómo piensas que conecta con tu corto previo, “Command Action”, que también se vio en Cannes?

Los dos fueron realizados en el interior, en la misma ciudad donde vivo. En mi cine siempre intento hablar de cosas que me resultan muy cercanas. Además, me gusta hablar sobre las personas más simples, aquellas que la sociedad prefiere dejar al margen, pero que para mí son los personajes más fascinantes. Yo vivo el día a día simple del interior como algo “épico” de grandes dramas y emociones. Me gusta revelar el lado rústico de personas comunes y siempre busco huir de los estereotipos y modelos de buen gusto.  

¿Crees que ya tienes un lenguaje en tu obra?

Creo que sí. Estar en competencia de Cannes dos veces seguidas, en la Semana de la Crítica en 2015 y la Palma de Oro en 2016, me hace tener mayor certeza sobre el rumbo de mi lenguaje. Hoy lo llamo “cinema caipira”. Busco explorar cada vez más la vida bruta del interior, revelando personajes dramáticos. De ese mismo modo estoy escribiendo mi largometraje con el apoyo de Next Step LAB, una iniciativa de la Semana de la Crítica en alianza con Torino LAB. Quiero evidenciar todavía más mi estilo y asumir esta posición auténtica.

Yo vivo el día a día simple del interior como algo “épico” de grandes dramas y emociones. Me gusta revelar el lado rústico de personas comunes y siempre busco huir de los estereotipos y modelos de buen gusto.

Tengo entendido que el cortometraje se financió por medio de una rifa. ¿Por qué optaron por esa forma de financiamiento?

En el interior tenemos grandes dificultades de apoyo, ya que la mayor parte del financiamiento nacional es captado por las grandes productoras establecidas en grandes ciudades como São Paulo y Río de Janeiro. En mi caso, en el interior, mi productora es un colectivo formado por alumnos a los que yo les enseño. Formamos un equipo y del mismo modo se forman personas comunes, que nunca actuaron antes, para integrar el elenco. Durante dos años seguidos buscamos apoyo para este corto en los fondos estatales y no conseguimos nada. Entonces para seguir el sueño resolvimos hacer rifas con productos que los comerciantes locales nos donaron para incentivar el proyecto.  

Anteriormente estuviste en Cannes con “Command Action”, ¿cómo fue esaexperiencia de participar en el festival más importante del mundo?

Fue algo increíble, que apenas soñaba. Siempre supe del mito de este festival y me parecía algo imposible considerando las condiciones que tengo en el interior. Pero al llegar allá me sentí en casa, con personas que tenían una visión profunda del cine. El problema de ir una vez es que quieres regresar siempre. Volví a mi casa todavía más inspirado. A través de la selección del año pasado inicié el proceso de mi largometraje. Sé que el festival espera mi largo, pero para eso necesito dedicarme mucho más que en un cortometraje. Veo al corto como un aperitivo, que muestra un poco de lo que puedo hacer para acceder a la oportunidad de hacer un largo.  

¿Qué puedes comentar sobre este primer largo?

Pretendo profundizar todavía más sobre la vida en el interior de Brasil, esta vez filmando en diferentes estados. Estaré viajando a las locaciones en los próximos meses para terminar el guion. Espero poder iniciar el rodaje en 2017.

Tu productora Kino Olho está abocada a contar historias de la cultura del interior del país. ¿Piensas que el cine brasileño no refleja esa cultura?

Veo que el cine nacional ha crecido y cada año se habla sobre regiones o culturas que antes no se abordaban, o que eran estereotipadas. Todavía existe una gran tendencia comercial que viene del formato televisivo, y que por lo menos a mí no me interesa. Lo que me interesa son cosas de las que normalmente a la gente no le gusta hablar, que ignoramos diariamente o que no le damos valor. Me gusta valorizar la rutina y hablar de cosas que las personas llamarían de mal gusto o feas, pero que para mí son fantásticas y llenas de vida.