Jorge Forero, director de “Violencia”
Tras recorrer algunos festivales del mundo, entre los que se destaca la Berlinale, “Violencia” se estrena oficialmente en Colombia. Ópera prima de Jorge Forero (productor de “La tierra y la sombra”), “Violencia” es un tríptico de relatos unidos por el tema de la violencia ligada al conflicto colombiano. Víctimas y victimarios son llevados a la pantalla a través de diferentes abordajes estéticos, y en una representación que pretende cuestionar el rol del espectador ante lo que está viendo.A propósito del estreno, LatAm Cinema dialogó con este novel director.
“Violencia” es formalmente llamativa, ¿cómo se construyó la estructura de la película?
En el conflicto en Colombia hay principalmente tresactores: guerrilla, paramilitarismo y el ejército.También el ser humano está construido sobre tres pilares: el cuerpo, el alma y lo que se llamaría la conciencia. Entonces quise abordar cómo la violencia destruye gradualmente todo lo que lo compone a uno como un ser humano. Y ahí encontré que las violencias ejercidas por estos tres grupos en Colombia efectivamente eran violencias que hacían esto, que atacaban al ser humano en toda su integridad, en toda su complejidad, en todas sus capas.Entonces empezó a encajar todo en tres. La película es un tríptico porque están directamente relacionadas cada uno de los segmentos con los otros, y únicamente al verlos completos logra uno tener el concepto completo que abarca la película y hacia dónde va dirigida.
A partir de ahí, lo que quise trabajar fue cómo no hacer una película que fuera como todas las películas que se hacían en Colombia que abordan el tema de la guerra y del conflicto, desde una perspectiva que usualmente promulga una superioridad moral o ética. No quería que fuera una historia sobre Pedro, sobre Juan o sobre Mengano, sino sobre un arquetipo y cómo éste era capaz de representar a las personas que han pasado por la misma situación o por situaciones similares.
¿Cómo está planteado cada segmento?
Cuando uno comienza a ver la película, el primer segmento habla de una destrucción lenta, gradual, donde todos los días son iguales, donde pareciera que no pasa el tiempo y, sin embargo, un día te despiertas y te das cuenta que llevas diez años amarrado del cuello con una cadena en la selva, que es el lugar con más vida del mundo; es como una cárcel a cielo abierto. El segundo segmento empieza a llevar al espectador a asumir una posición frente a lo que está pasando; no desde un ámbito intelectual, sino desde un ámbito, digamos, experiencial, vivencial, porque es algo que estoy viviendo y compartiendo. Finalmente, el tercer segmento no habla sobre las víctimas sino sobre un victimario. La película ni juzga, ni toma partido, ni dice qué está bien y qué está mal, no porque yo no lo tenga como director, sino porque creo que la película no debería intentar convencer a la gente de algo.
¿Cómo ha sido la recepción de la película, a lo largo de los festivales en que ha estado, respecto del abordaje del tema?
Ha encontrado una recepción que me parece increíble porque los espectadores son gente que no tiene un conocimiento del conflicto colombiano, y el hecho de no conocerlo intelectualmente no fue un obstáculo para que no se pudieran conectar emocionalmente con la película. He sentido en los festivales a los que he ido que la película cumple el objetivo. Los lleva a plantearse: “¿Cómo me paro yo frente a todas estas situaciones que están pasando?”. Cada uno desde su vida, desde su contexto, hace vínculos y hace conexiones con su propia vida y con su propio país y demás. Me sorprende, me agrada, me pone feliz, porque yo siempre sentí que era una película súper colombiana. También me molesta mucho ese discurso de que nosotros hacemos películas para festivales, pues todas nuestras películas siempre tienen un compromiso artístico y social muy fuerte, que habla de lo que pasa en nuestro país, que habla de las problemáticas, que habla de lo que somos, que habla de nuestras tradiciones, habla de nosotros mismos, y nuestro primer público, nuestros primeros espectadores, siempre son el público colombiano. Ahora, no entiendo eso de “para festivales” y qué es lo comercial y qué es lo que pretenden que hagamos. Lo que sí puedo decir es que nuestro cine sí es un cine muy comprometido con nuestro país, pero también muy comprometido con el arte.
La película ni juzga, ni toma partido, ni dice qué está bien y qué está mal, no porque yo no lo tenga como director, sino porque creo que la película no debería intentar convencer a la gente de algo.
Este estreno tiene una gran particularidad, y es la manera en que va a llegar a los teatros en Colombia, por medio de Cineco Alternativo. ¿Cómo llegaron a ellos y qué esperan con esa decisión?
Nosotros somos conscientes del tipo de película que es “Violencia”. Es una película que, de acuerdo a las reglas del mercado en este momento, es una película que iba a implicar un desgaste gigante emocional, físico y económico para hacer un lanzamiento en Colombia de una manera tradicional, que lo único que nos iba a traer era pérdidas. Y como sabemos que la película efectivamente es para la “inmensa minoría”, estuvimos hablando con la gente de Cineco Alternativo, que nunca habían lanzado una película colombiana en este circuito, que es exclusivo para piezas que tienen un valor cultural o artístico mayor. Ellos han lanzado varias películas de Chaplin, pero no veían cómo una película, y menos colombiana, podía entrar dentro de este circuito. Después de que la vieron, les encantó y decidieron jugársela con nosotros a manejar este nuevo formato y este nuevo estilo, que si llega a funcionar – y espero que así sea – creo que abre las posibilidades para el cine más alternativo, el cine más radical, el cine más arriesgado que se haga en Colombia, para tener una vitrina, una posibilidad de exhibición y distribución que permita que se vea la película.
Recientemente la película cerró la primera edición de BIFF (Bogota International Film Festival). ¿Qué representó ello para la película?
El BIFF tiene un grupo de seleccionadores increíble, uno de ellos es Javier Martín, que es seleccionador de Berlín, y que desde siempre, desde que era proyecto, apoyó la película. Y cuando ellos en su comité discutieron las películas que iban a seleccionar para el festival, les pareció que “Violencia” era una película fundamental porque también es una película, que por lo menos en el contexto colombiano, no hay otra igual, no hay nada que se le parezca dentro del cine colombiano. Y ellos quieren hacer un festival que sea arriesgado, un festival que traigacosas que no se verían si no fuera en este festival. “Violencia” les parecía que era como la cereza en el pastel para cerrar el festival. Para nosotros tantas floreslo único que hicieron fue sonrojarnos y llenarnos de felicidad.