Las productoras: Gema Juárez Allen, Gema Films
La productora argentina Gema Juárez Allen fundó en 2009 Gema Films, una empresa especializada en la producción y coproducción de películas autorales que gestiona junto a su socia Clarisa Oliveri. La empresa tiene fuerte vocación hacia el documental y la coproducción, y trabaja de forma habitual con cineastas como Andrés Di Tella, Manuel Abramovich, María Paz González o Felipe Guerrero.
En estos 15 años, Gema Films ha cosechado una prolífica filmografía que ha sido reconocida a nivel internacional, incluyendo títulos como “Ficción privada”, “Teatro de guerra”, “Rubén Blades no es mi nombre”, “El castillo”, “Soldado”, “Lina de Lima”, “La cama” y “Oscuro Animal”. En este momento está trabajando en el lanzamiento de “Reas”, la nueva película de Lola Arias, estrenada en la sección Fórum de la Berlinale en estos días. En paralelo, Juárez Allen ha ejercido como formadora y tutora en diferentes espacios de industria como IDFA Academy, Chiledoc, Campus Latino y Raymundo Gleyzer.
A pocos días del estreno de su último filme en Berlín, LatAm cinema conversó con la productora sobre sus trabajos, su visión de la producción y la situación del cine argentino en la actualidad.
¿Cómo se presenta el año para Gema Films? ¿Qué proyectos tienen y en qué etapas están?
Para mayo estamos preparando el lanzamiento de “Mixtape La Pampa” de Andrés Di Tella, que se estrenó en el Festival de San Sebastián y está teniendo un recorrido muy interesante en festivales. Fue una coproducción con Errante (Chile), con quienes tenemos una relación de amistad muy estrecha, pero esta es nuestra primera colaboración en una película. También estamos terminando de preparar la premiere mundial de “Reas” de Lola Arias en la Berlinale y su estreno a mediados de año en Argentina… y nuestra coproducción “Morir de pie” de María Paz González, que se presentó el año pasado en el Foro de Coproducción de San Sebastián, estará presente en los Encuentros de Coproducción de Berlinale; ya habíamos coproducido con Quijote “Lina de Lima”, la ópera prima de ficción de la directora, y estamos muy contentos de volver a acompañarla en esta aventura.
También estamos comenzando con un poco de incertidumbre el desarrollo de proyectos con algunos directores con los que ya venimos trabajando, como Andrés Di Tella. Tuvimos que suspender un proyecto que estábamos desarrollando y que necesitaba filmarse este año, ya que la acefalía del INCAA y su desfinanciación ha dejado sin recursos al sector. Este es un año de mucha incertidumbre para todo el país, para el cine argentino y también para nosotras. El gobierno de Milei ha decidido presentar el problema con esa ecuación tan mentirosa de Cultura=Hambre como política y está cancelando los recursos del INCAA y de muchos otros organismos de fomento de la cultura, no solo del cine. El contexto político y económico con una inflación superior al 20% mensual impide hasta pensar en producir con otros recursos sin correr enormes riesgos.
Por eso, este momento también es útil para hacer una pausa y reflexionar. Han sido varios años de actividad muy intensa: en los últimos 5 años hicimos ocho películas nuestras, además de ocho coproducciones minoritarias. Creo que los años de pandemia han acelerado cambios en la industria a los que debemos ajustarnos, y tal vez este sea un buen momento para hacerlo.
“Reas” se estrena ahora en Berlín. ¿Qué horizontes tienen para la película? ¿Hay otras fechas confirmadas?
“Reas” tiene una larga lista de presentaciones en festivales y eventos por delante que ya contempla 2024 y 2025. La película es representada por Luxbox de Fiorella Moretti, una de las agencias más interesantes de venta de cine de autor. Es la tercera vez que trabajamos juntas, por lo cual ya sentimos realmente que hay un entendimiento mutuo que permite trabajar y avanzar con mucha libertad. Nos sentimos muy agradecidas y obviamente en muy buenas manos. Fue una película compleja y muy gratificante de hacer, un trabajo profundamente colaborativo con las protagonistas, con quienes convivimos un largo período de ensayos, talleres y rodaje, y también con nuestros socios Sutor Kolonko (Alemania) y Mira Film (Suiza), quienes acompañaron el proceso y mostraron una gran flexibilidad para acompañarnos en las decisiones que fuimos tomando. Comenzamos el rodaje en 2019 dentro de la cárcel de Ezeiza y la pandemia nos obligó a filmarla fuera. Por suerte, muchas de las protagonistas ya habían salido en libertad, pero este cambio implicó un incremento enorme en el presupuesto que la fortaleza de la coproducción permitió afrontar. Se estrenará en Argentina en el segundo semestre. Estamos continuando las alianzas que tejimos en el rodaje para que el estreno pueda tener el impacto que la película se merece. En algunos ámbitos, la película se presentará conjuntamente con la obra de teatro, que se estrena en Buenos Aires en mayo en el Teatro San Martín. Estamos repitiendo un proceso similar a Teatro de Guerra y Campo Minado. La obra de teatro, que tiene algunas de las mismas protagonistas, es una especie de secuela de la película. Creo que ambas obras se complementan y potencian, a la vez que pueden tener una vida independiente.
Desde tu perspectiva como productora, y en particular de tu larga trayectoria vinculada a la coproducción internacional, ¿qué momento vive hoy la producción latinoamericana en relación a la coproducción, en particular con Europa?
Es un momento de mucha riqueza y mucha creatividad en la producción latinoamericana y esto es algo reconocido y apreciado en festivales. Se han incrementado las vías de fomento a la coproducción entre ambas regiones, a través de fondos específicos de Creative Europe y de algunos fondos federales y regionales. También hay nuevos actores, como Italia, que entraron de manera muy dinámica y activa en este paisaje. Yo lo que veo es que, en fondos, mercados y encuentros europeos, el cine latinoamericano tiene un lugar muy destacado en cuanto a la riqueza, la singularidad de las miradas y la osadía en propuestas narrativas. Definitivamente la presencia numérica siempre es algo digno de señalar también. También existen muchas iniciativas pedagógicas y espacios que fomentan específicamente el encuentro entre Europa y nuestra región, como EAVE Puentes, When East Meets West y, recientemente, la apertura de un nuevo grupo en español en EURODOC. Estos eventos no son sólo de formación, sino que también nos permiten encontrarnos, conocernos, y forjar redes, amistades y alianzas que probablemente sean muy duraderas. Atravesar experiencias como las de EURODOC y EAVE marcaron un antes y un después para nuestra empresa y nuestra capacidad para coproducir con Europa, con personas que tienen una comprensión de los procesos creativos muy similar. La coproducción merece una reflexión muy profunda y una comprensión cabal de las necesidades específicas de cada proyecto para poder tomar decisiones informadas. Los requerimientos y obligaciones de los fondos cambian mucho de país a país y de región a región, por eso es tan importante conocer el paisaje internacional en profundidad.
“Es crucial reducir las barreras burocráticas que aún existen en algunos países y, sobre todo, desarrollar y aplicar políticas de distribución regionales más eficientes”.
También has producido bastante a nivel latinoamericano, una práctica hoy más común que hace algunos años. ¿Qué desafíos presenta la región en este sentido? ¿Cuáles son los pasos necesarios para fortalecer el cine latinoamericano?
Aún queda mucho por hacer en todos los frentes relacionados con la financiación, producción y distribución de películas. Creo que es fundamental seguir fortaleciendo el Programa Ibermedia, que es uno de los programas más importantes de apoyo a la producción cinematográfica y que recientemente ha tomado decisiones muy acertadas en iniciativas de formación. Además, creo que sería beneficioso ampliar los acuerdos bilaterales de coproducción entre los países de la región. También sería importante revisar el Acuerdo Iberoamericano de Coproducción en algún momento, para que esté alineado con las necesidades actuales de la industria. Es crucial reducir las barreras burocráticas que aún existen en algunos países y, sobre todo, desarrollar y aplicar políticas de distribución regionales más eficientes. Es increíble que todavía no podamos ver en nuestros países el cine producido en nuestra propia región.
Sobre la situación actual en Argentina, ¿cuáles te parece que pueden ser los caminos para la resistencia desde el sector? ¿Y desde fuera de Argentina?
No lo sé. El sector está muy unido y dinamizado, realizando acciones de defensa, presentando recursos de amparo para poder acceder a nuestros recursos legítimos de películas ya filmadas y, en algunos casos, estrenadas, pero estamos frente a un gobierno desbocado y empecinado en destruir el sector cultural y estigmatizar y violentar a artistas, productores y realizadores. Se han cerrado o inmovilizado absolutamente todos los fondos federales de fomento, solo quedan las ayudas regionales y los fondos internacionales. Para algunos también queda pensar en otras formas de financiación como las plataformas de streaming. Nosotros fuimos testigos cercanos de la experiencia reciente de Brasil que tuvo muchos rasgos similares a este gobierno, aunque creo que nos tocó una versión todavía más extrema. A veces pienso que vamos a estallar en algún momento y hay otros en los que pienso que vamos a tener que esperar unos años mientras seguimos trabajando en otros frentes.
Por último, ¿qué obras te interesa hacer hoy como productora?
Desde hace algunos años, con Clarisa Oliveri, mi socia, venimos desarrollando el trabajo de directores con quienes estamos produciendo terceras y cuartas películas. Nos parece hermoso poder beneficiarnos de ese conocimiento y entendimiento mutuo. Saber cuáles son las fortalezas y debilidades nuestras y de los directores es una especie de capital de inversión, nos da una ventaja muy grande. A mí de verdad me emociona cada vez que un director vuelve a nosotras con un nuevo proyecto. La parte humana de la ecuación es fundamental para nosotras. Queremos hacer cine con gente con la que nos gusta sentarnos a tomar un café, una copa de vino y hablar de otras cosas que no son solamente cine. Si bien siempre nos inclinamos mucho por el cine documental, que esté en el ADN de nuestra empresa, también nos gusta producir cine que juega con los límites entre la realidad y la ficción, desafiando los límites entre ambos géneros.
También nos preocupamos por seleccionar proyectos que pueden tener una proyección internacional, en el sentido de que tengan posibilidades concretas de financiarse adecuadamente, venderse y distribuirse. Estamos muy felices con lo que hemos logrado en estos últimos años y esperamos que la coyuntura actual sea solamente un impasse en nuestra vida como productoras.