• Tatiana Leite, directora de Bubbles Project

    Tatiana Leite.

  • Tatiana Leite, directora de Bubbles Project

    Julia Murat y Tatiana Leite, recibiendo el Pardo d'oro de Locarno75 por “Regra 34”.

Tatiana Leite, directora de Bubbles Project

Con un postgrado en historia del arte por la Sorbonne y otro en cine por UNESA, Tatiana Leite fue coordinadora internacional de la Secretaría de Cultura del Estado de Río de Janeiro y curadora del Festival de Rio durante una década. En 2013 creó Bubbles Project, una productora con sede en Río de Janeiro que realiza cortos y largos de ficción, así como documentales híbridos que se han estrenado en la Berlinale, Sundance, Rotterdam, Busan y Karlovy Vary. Una de sus coproducciones más recientes, “Puan” (Argentina, Italia, Alemania, Francia, Brasil), compite este año en la Sección Oficial del 71º Festival de Cine de San Sebastián. Entre otras películas de su productora destacan "Aspirantes" de Ives Rosenfeld, "Pendular" de Julia Murat, "Benzinho" de Gustavo Pizzi, "Família Submersa" de Maria Alché, y "Nona – Se me molham, eu os queimo" de Camila José Donoso. 

Desde hace cuatro años, Leite es además consultora del Producers’ Lab, taller de entrenamiento para productores emergentes coordinado por el programa Open Doors de Locarno Pro. Fue allí, durante la septuagésimo sexta edición del festival, que Tatiana Leite conversó con LatAm cinema sobre su trayectoria y sus próximos proyectos, y reflexionó sobre los desafíos a los que se enfrenta la producción audiovisual en Brasil y en la región. 

¿Cómo es volver a Locarno después de ganar el Pardo de Oro con “Regra 34”? 

Locarno es mi hogar, ya lo era antes incluso del Pardo d'oro. En 2014, la primera película que hice, “Aspirantes” de Ives Rosenfeld, participó en el work in progress para películas en postproducción y ganó el primer premio en la sección Carte Blanche. Creo que eso inició una relación muy especial con Locarno. Luego, participé en Match Me! Después volví con “Familia sumergida” de María Alché, una película que amo profundamente y que fue una historia de coproducción muy exitosa. Mi relación con María Alché y con Benjamin Naishtat y el resto del equipo me llevó a ser coproductora de “Puan”, que el 26 de setiembre se estrena en San Sebastián. Por todas estas cosas, siento un cariño muy grande por Locarno, y también por lo que pasó con “Regra 34”, que fue muy bien recibida por el director de programación, que entendió exactamente la propuesta cinematográfica y las discusiones políticas que se habían hecho. En definitiva, la relevancia de la película dentro del escenario contemporáneo. Y aunque no lo esperábamos en absoluto, el premio fue maravilloso. Locarno es un festival como el de Rotterdam, con el que también tengo esta relación, porque me siento como en casa. Creo que quizás porque es un festival que se interesa por el mismo tipo de cine que a mí, como cinéfila, me interesa. También coincidimos en lo que deben ser los programas de formación. Creo que las propuestas son muy democráticas, diferentes. 

¿Ganar premios facilita la tarea de producción? 

De alguna manera, hay una recompensa, porque un premio así es para todo un equipo, para el director, para los productores, para la comunicación, para todos. Es muy importante porque te recarga de energía y te hace entender también tu propia trayectoria. Creo que, en términos prácticos, toda esa fuerza influirá en mis nuevos proyectos. Soy una productora brasileña y eso siempre ha sido difícil, casi imposible en los últimos años. Ahora que las políticas audiovisuales brasileñas se están recuperando, espero que vengan cosas positivas. 

¿Qué proyectos tienes en marcha en este momento? 

Tengo varios, uno es el que está a punto de estrenarse en la competencia oficial del Festival de San Sebastián, “Puan”. Otros están en postproducción como “Amanhã será outro dia” de Pedro Pinho, con participación de Portugal, Brasil, Francia y Rumania, y con estreno previsto para 2024 o 2025; “Malu”, el primer largometraje de Pedro Freire, una película totalmente brasileña; “A herança", que es también el primer largometraje de João Candido Zacharias, con Kromaki producciones y Sony Pictures; “La estrategia del mero” de Edgar Deluque, una coproducción entre Colombia, Puerto Rico, República Dominicana y Brasil; y “Neuros” de Guilherme Coelho, una coproducción entre Brasil y Francia. En desarrollo tenemos “Princesa”, el primer largometraje de Karine Teles, actriz de “Benzinho”; “Porco-espinho” de Eva Randolph; “Muchachos bañándose en el lago”, una película venezolana de Michael Labarca; “Deus lhe pague” de Gustavo Pizzi, con la que fuimos al mercado de coproducciones de la Berlinale. 

“Formar audiencias jóvenes es un desafío para el gobierno y para el sector audiovisual, incitar a los jóvenes a descubrir toda la diversidad que el mundo del cine tiene para ofrecer, porque el cine puede abrir puertas y mentes”.

¿Dónde se encuentran actualmente los nuevos talentos? 

Desde mi punto de vista, el talento está muy concentrado en América Latina, el sudeste asiático y África. Como curadora investigo mucho, leo, participo en comisiones especiales, en jurados que financian proyectos, y siempre me ha sorprendido la originalidad, la energía, la fuerza de los proyectos que provienen de Latinoamérica y del sudeste asiático. Me parece que existe la urgencia por contar historias, muchas de ellas, muy personales. Aquí mismo, en Open Doors de Locarno Pro, claramente hay nuevos talentos. Y creo que Brasil tiene grandes talentos emergentes; lo impresionante de Brasil es la política de descentralización de Lula, que ha permitido que este tipo de cine se produzca en todos los rincones del país. Hace poco fui asesora de un proyecto de cortometrajes y quedé encantada. Los cortos eran sobre la temática LGBTQ, que en Brasil se está tratando con mucho interés, como la sexualidad en general, y veo cosas allí que son muy emocionantes. También siendo programadora del Festival de Cine de Río durante 10 años, un trabajo que obviamente fue maravilloso, porque pude investigar cinematografías del resto del mundo.

¿A qué desafíos te enfrentas como productora en este tiempo de postpandemia? 

Si se piensa en términos de ser un productor brasileño postpandemia, hay muchos desafíos, porque en los últimos años, en paralelo a la pandemia, la cultura fue tratada como un enemigo del gobierno, tuvimos un “congelamiento" de fondos públicos para la cultura, incluido el sector audiovisual y, por tanto, fue muy difícil desarrollar proyectos, o finalizarlos. Pero este escenario empieza a cambiar con el regreso de las convocatorias públicas de la Agência Nacional do Cinema (Ancine). También tenemos el nuevo Ministerio de Cultura, que parece muy prometedor, y que ya ha designado una Secretaría Audiovisual seria y que puede aportar mucho para el crecimiento del sector junto con Ancine. A nivel global, ser productor hoy en día es enfrentarse al gran desafío de intentar devolver al público a las salas de cine y no dejar que el público se limite a unos “tipos” únicos de películas, casi fórmulas que, evidentemente, tienen su espacio. Pero el espacio debería ser mucho más democrático, incluyendo diversos tipos de películas y lenguajes. También veo como un desafío para el gobierno y el sector audiovisual formar audiencias jóvenes, que hoy están totalmente restringidas al hábito de consumir contenidos audiovisuales únicamente desde sus casas y, mayoritariamente, el mismo tipo de contenidos. Es un reto incitarlos a descubrir toda la diversidad que el mundo del cine puede ofrecer, porque el cine puede abrir puertas y mentes. Esto es parte del retorno de la democracia en Brasil. Por ejemplo, estoy segura de que “Puan”, que es una película con personajes súper carismáticos, y que, con mucho humor, trae varias discusiones interesantes y urgentes, en otras circunstancias sería un éxito comercial, incluso en Brasil, donde hace 15 o 20 años, el cine argentino fue muy popular. Me temo que la película ni siquiera tiene tiempo de llegar al boca a boca que merece, de que la gente la descubra en las salas de cine, porque la crisis del mercado de exhibición, y el de distribución, en Brasil es enorme. Pienso que “Puan”, al ser una coproducción oficial con Brasil, y por tanto también una película brasileña, podría tener un desempeño como “Benzinho”, que tuvo una trayectoria que comenzó en Brasil después del impeachment de Dilma Rousseff, donde las políticas públicas para el cine empezaron a decaer. Esta película en sí misma podría haber tenido una carrera más relevante en las salas cinematográficas, pero logró al menos completar un circuito, que de alguna manera la popularizó y terminó exhibiéndose en horario de máxima audiencia en la Rede Globo. Eso demuestra que podría haber sido más apreciada en las salas si la población hubiera tenido acceso a las salas. El parque de exhibidores en Brasil debería ser mucho más grande, las entradas más asequibles y los distribuidores deberían tener la posibilidad de lanzar campañas que realmente lleguen a la gente. Necesitamos a nuestros gobiernos a nuestro lado, dándole importancia a la creación y promoción de nuestros contenidos y valorando a los trabajadores audiovisuales. Podemos tomar ejemplos de países como Francia, donde la valorización de la cultura y el cine se remonta a las escuelas, a los niños. Hay una ayuda permanente a los distintos sectores del audiovisual francés, una agencia cinematográfica muy fuerte, que resiste a gobiernos con diferentes orientaciones políticas, que piensa desde la formación hasta la conservación. Necesitamos esta asociación con los gobiernos, porque nadie tiene una energía inagotable, por muy resilientes que seamos, necesitamos combustible.