• LatAm premiere: Guto Parente, director de “Morte e vida Madalena”

    El director Guto Parente junto a Noá Bonoba durante el rodaje del filme.

  • LatAm premiere: Guto Parente, director de “Morte e vida Madalena”

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LatAm premiere: Guto Parente, director de “Morte e vida Madalena”

Reflexionar sobre el trabajo en el cine es el punto de partida de la nueva película del brasileño Guto Parente. Estrenada en el 36° Festival de Marsella – FIDMarseille, donde obtuvo el Prix Ciné+ d’aide à la distribution, “Morte e vida Madalena” sigue a una productora de cine, interpretada por la actriz Noá Bonoba, que debe lidiar con la reciente muerte de su padre, un avanzado embarazo y el rodaje de una producción de ciencia ficción en la que nada sale bien.

Tras dos décadas de experiencia, Parente apela al cine dentro del cine para mostrar -desde una mirada lúdica- las tensiones, fragilidades y emociones que rodean una realización, ahondando también en temas como la vida, la muerte y el duelo. La película es una producción de Tardo Filmes, productora independiente afincada en Fortaleza, que fue posible tras un largo proceso de financiación que terminó permeando en la historia. Las ventas internacionales están a cargo de Lights On. LatAm cinema conversó con el director sobre la película y sobre el oficio de hacer cine.

¿Qué te motivó a realizar esta película que se adentra en el trabajo del cine?

Llevaba bastante tiempo queriendo filmar al trabajador del cine. Siempre he pensado en cómo el trabajo de filmación constituye la esencia misma del cine. También llevaba tiempo reflexionando sobre nuestro papel como trabajadores. En mi día a día, cuando hablo con gente ajena a la industria cinematográfica, me doy cuenta que, desde fuera, parece un trabajo diferente a todos los demás, cuando, en realidad, somos trabajadores como cualquier otro, con nuestras propias particularidades. Yo llevo casi 20 años haciendo películas y siempre han sido independientes, de bajo presupuesto, a menudo entre amigos, de forma más cooperativa, lejos de un modelo industrial. A diferencia del modelo hollywoodiense, que es, muchas veces, la gente percibe erróneamente desde fuera, este cine más artesanal, más pequeño, tiene un encanto, una brillantez que realmente quería llevar a la pantalla. Y también abordarlo desde la perspectiva del productor, de su rol en la gestión de todo el caos que puede ser un set de rodaje.

Es interesante que abordes el trabajo cinematográfico en este momento en que el cine se ha demonizado bastante desde los gobiernos de derecha. ¿Buscabas también generar una reflexión en ese sentido?

Creo que tiene que ver con eso. Siempre estamos muy sujetos a las políticas públicas. Vemos, por ejemplo, lo que está pasando en Argentina ahora y lo que pasamos en Brasil. Hemos vivido momentos terribles últimamente, y si bien ahora estamos en un buen momento, todo es muy frágil, todo podría desaparecer en cualquier momento. Basta con un cambio de gobierno. Eso es algo que la película, de alguna manera, plantea, pero con buen humor. Era importante para mí aportar una serie de reflexiones sobre el cine, pero siempre con esta perspectiva del humor. Creo que es una clave que quizás permita una mayor conexión y mayor empatía con el público, con la sociedad, con quienes no trabajan en cine.

¿Cómo crees que conectará con la película la gente que no está relacionada con el cine?

He oído a gente comentar sobre cierto riesgo de que la película solo podría resonar entre quienes trabajan en cine. Sin embargo, creo que la elección de una comedia, la decisión de no tomarse demasiado en serio las cosas, de exponer nuestras fragilidades, nuestras vulnerabilidades, es una forma de generar empatía, de crear una mayor conexión y, en consecuencia, de poder pensar en la relevancia del cine y de la producción cultural de una sociedad.

“Llevaba bastante tiempo queriendo filmar al trabajador del cine. Siempre he pensado en cómo el trabajo de filmación constituye la esencia misma del cine”.

En la historia, el rodaje se va desmoronando, pero aun así se sigue adelante. ¿Qué es lo que te empuja a hacer películas, más allá de las dificultades, especialmente en el cine independiente?

He logrado hacer muchas películas, muchas de ellas cooperativas, dentro de una lógica de cine de bajo presupuesto. Hasta el día de hoy, nunca he filmado con un presupuesto alto. Además, vivo en Ceará, fuera del eje económico de Brasil. Cuando era más joven y supe que quería hacer películas aquí en Fortaleza, no había cursos de cine, ni cursos universitarios, por eso era común irse a Río o São Paulo. Pero en 2006, 2007, cuando el cambio tecnológico permitió el acceso a las cámaras digitales, pude comenzar a experimentar. Siempre he formado parte de colectivos, de grupos que se unen para hacer lo que quieren sin esperar las mejores condiciones. En esta película, hay gente con la que llevo trabajando casi 20 años, gente con la que hemos estado juntos, y estamos intentando inventar una forma de hacer cine que no dependa de grandes presupuestos, una forma de hacer cine que nos permita transformar las limitaciones en soluciones.

La película arranca con un duelo de la protagonista, que, al mismo tiempo, está embarazada. ¿Cómo te planteaste abordar los temas de la vida y la muerte?

Mi película anterior, “Estranho caminho”, se rodó durante la pandemia; es una película que hice para reconectar con mi padre, que había fallecido. Esa película trata sobre la reconexión entre padre e hijo y fue muy importante en mi proceso de duelo. Sin embargo, sentí que todavía necesitaba algo más, porque el proceso de duelo es muy largo y tiene diferentes fases. A través del cine, comprendí que había un camino para explorar cómo entiendo la muerte, cómo entiendo las maneras que podemos inventar para mantenernos conectados con las personas que hemos perdido. Para mí, esta película surge de la idea de una reconfiguración desde la muerte, desde el duelo. Este personaje se enfrenta constantemente a algún tipo de duelo. Pero aquí intento lidiar con estas dos fuerzas: la fuerza de la creación y la fuerza de la destrucción y la pérdida.

¿Cómo fue la financiación de la película? Entiendo que fue un proceso largo.

Fue muy largo. En 2016 ganamos un fondo en una convocatoria pública, cuyos resultados se publicaron en 2018, pero cuando Bolsonaro asumió en 2019, empezó a amenazar a ANCINE, diciendo que quería cerrarla. Así que el dinero quedó estancado y tuvimos que presentar una demanda contra ANCINE. Recibimos el dinero en 2021, pero, para cuando pudimos rodar, en 2024, el monto se había devaluado significativamente debido a la inflación. Pero bueno, finalmente pudimos contar con esta financiación y también conseguimos una coproducción portuguesa para la posproducción y una coproducción con Canal Brasil. Era un presupuesto muy ajustado y el proyecto se reescribía constantemente. A través de los años seguimos cambiándolo, dándonos cuenta de que el presupuesto no sería suficiente, y seguimos cambiando. Todo eso se terminó plasmando en la película.