• Luis Ospina, director de “Todo comenzó por el fin”

Luis Ospina, director de “Todo comenzó por el fin”

El notable director Luis Ospina (“Agarrando pueblo”, “Un tigre de papel”) presenta en funciones especiales su más reciente largometraje “Todo comenzó por el fin”, que llega a seis ciudades los días 8, 9 y 10 de abril en las salas de Cine Colombia. En este documental, Ospina elabora un retrato reflexivo sobre el Grupo de Cali en torno a tres integrantes del mismo: Andrés Caicedo, Carlos Mayolo y él mismo. A lo largo de 208 intensos minutos, asistimos a la historia de cómo durante los agitados años 70 y 80, los excesos, la amistad y el amor al cine se reunieron en torno a un grupo de jóvenes cuyo afán era construir una obra a pesar de las dificultades de su entorno. A propósito de su nueva película, LatAm Cinema dialogó con Ospina.

Se dio a conocer su enfermedad en medio de la producción. ¿Cuál considera que fue el cambio más importante en el proceso creativo de la película a partir de sus problemas de salud?

Cuando inicié el proyecto, la película iba a ser más sobre el pasado, es decir, sobre la historia del Grupo de Cali, esa pandilla de cinéfilos que lideramos Andrés Caicedo, Carlos Mayolo y yo durante los años 70 y 80. El proyecto cambió radicalmente cuando me enfermé y me diagnosticaron un cáncer muy severo que requería un tratamiento de quimioterapia oral durante un año antes de hacer una operación muy delicada e invasiva para extirpar el tumor. Tan pronto yo me di cuenta de la gravedad de mi situación, decidí incorporar mi presente a la película de manera que ya la película no solo sería sobre el pasado, sino también sobre el presente, lo cual hizo que la película fuera más abiertamente autobiográfica y desde el punto de vista de una persona al borde de la muerte. La película pasó de ser la película de un sobreviviente a la de un moribundo, y la obsesión con la muerte, que ya estaba implícita en la idea original, se acrecentó.

¿Cómo determinó la estructura de la película?

De un tiempo para acá mis películas tienen una estructura parecida a la de un libro, con epígrafes, capítulos y citas. Esto me permite tener bloques temáticos para orientar al espectador, ya que mis relatos no son lineales sino que saltan en el tiempo, del pasado al presente, del  presente al pasado. En esta película aparezco desde que tengo 3 años hasta que tengo 65 años, pero mis intervenciones en el relato no dependen de la cronología sino de la temática. Me interesaba mucho el pasado del tiempo, el paso del tiempo en mi cara y en la de mis amigos, siempre teniendo en cuenta lo que dijo Cocteau, que la cámara registra a la muerte trabajar.

Usted ha dicho que lo que más educa es el mal ejemplo. De cierta manera, “Todo comenzó por el fin” es un relato del ‘mal ejemplo’ de un grupo de artistas que tuvieron una prolífica producción y supieron interpelar a su época y su entorno. ¿Qué cree que esta película tiene para decirle a la nueva generación de cineastas?

Ese dicho mío que dice que lo que más educa es el mal ejemplo surgió cuando vi que los hijos de mis amigos, que crecieron en medio del caos en un ambiente de rumba, drogas y alcohol, resultaron jóvenes juiciosos, estudiosos y sin problemas de adicción. Pero el dicho también tiene otro sentido, en la medida que nosotros, el Grupo de Cali, fuimos muy precoces y atrevidos en todo lo que hicimos cuando hacer cine era un ilusión distante ya que no había ningún apoyo estatal y nosotros, con nuestros propios medios y gracias a la generosidad de nuestros amigos, logramos hacer un cine atrevido, reflexivo y distinto. Hay muchos realizadores jóvenes que me han dicho que haber visto “Agarrando pueblo” fue lo que les hizo estudiar o hacer cine.

La película pasó de ser la película de un sobreviviente a la de un moribundo

En su película vemos una gran cantidad y diversidad de material audiovisual, ¿cómo fue el trabajo de montaje con esos distintos tipos de material?

El trabajo de montaje se hizo por etapas. En la primera, trabajé con dos asistentes montajistas para organizar las más de 200 horas de material de archivo y material grabado expresamente para la película. Posteriormente, trabajé con el montajista Gustavo Vasco, también por etapas, según mi condición de salud y el rumbo que iba cogiendo el documental. Asimismo, a medida que íbamos montando también íbamos concibiendo nuevas escenas. En total el montaje de la película fue de 2500 horas.

Esa gran diversidad de recursos visuales y narrativos que hay en su película hace que ésta pueda ser vista no sólo como una reflexión sobre un grupo de artistas, una ciudad y una época, sino como una reflexión sobre el documental y sus posibilidades expresivas. ¿Qué podría decirnos de esa reflexión – digamos – formal que se teje en su film?

Desde que Mayolo y yo decidimos pasar de la crítica de cine escrita a la crítica de cine filmada, mi cine casi siempre ha tenido ese carácter reflexivo. Para mí el cine narrativo clásico de Hollywood, ese que tanto amé en mi niñez, en mi juventud, murió con “Tiburón” y “La guerra de las galaxias”. Desde entonces es muy poco lo que se ha avanzado en el cine de ficción. En cambio en el documental se ha avanzado muchísimo. Éste no solo ha avanzado gracias a la tecnología, sino que también se ha diversificado. Pasó de ser el clásico documental expositivo con voz en off a un documental abierto en el que son bienvenidos todos los géneros literarios, como la autobiografía, el diario, el poema y el ensayo. Asimismo, en el documental de creación hay gran diversidad de recursos, como lo son el uso de material de archivo, la animación, la entrevista, el videoarte, etc.

¿Cómo ve la producción documental en Latinoamérica?

Creo que ha habido también un cambio aunque no tan radical. Se sigue pensando que el documental es un instrumento para hacer denuncias o promover cambios socio-políticos, fórmula que llegó a su agotamiento en los años 70 cuando Mayolo y yo hicimos “Agarrando pueblo”, justamente denunciando ese tipo de documental muy ligado a las ciencias sociales, que a menudo respondía más a una agenda política que a una actitud sincera de indagar sobre la realidad.

Tras más de cuarenta y cinco años de una carrera cinematográfica, ha recibido recientemente un tributo en el FICCI. Al considerar el todo de su obra, ¿cuál cree que es el elemento que más destaca?

Lo que más destacaría, para hablar en términos cinematográficos, es mi persistencia de la visión.