Pablo González, director de “Los fierros”
Producida por Dynamo, Caracol Televisión y Pando Producciones, “Los fierros” llega a salas el próximo 12 de septiembre bajo la distribución de Cine Colombia. LatAm Cinema conversó con su director, Pablo González.
“Los fierros”, segunda película del director colombiano Pablo González (“Cord”), es un thriller criminal que cuenta la historia de Federico, un joven que ha salido de prisión tras siete años de condena por un robo fallido en el que participó junto a su hermanastro, Ramiro, a quien encubrió. Al regresar a casa, Federico se encuentra con el amor de su madre, Victoria, y la desconfianza de su padrastro, Jerónimo, quien lo considera un criminal y una mala influencia para Ramiro, quien no ha dejado de meterse en problemas. Al buscar proteger a Ramiro, Federico terminará poniendo en riesgo su oportunidad de redención. El filme es protagonizado por Alejandro Buitrago (“Rosario Tijeras”, “Narcos”, “Deshora”).
Quisiera comenzar preguntándole acerca del proceso de escritura de “Los fierros”, en el que junto a usted estuvieron Mauricio Leiva-Cock y C.S. Prince, y de cómo fue su experiencia con la película desde esa etapa hasta la postproducción.
A mí me invitan a participar en “Los fierros” cuando Mauricio Leiva-Cock había ya comenzado el proceso. Él desarrolló inicialmente la historia con base en un incidente, que luego se descubrió que era más bien una leyenda urbana, que se decía había sucedido en Boyacá y que involucraba a un padre y sus dos hijos. A partir de esta “nota policial”, se desarrolló unos personajes, el mundo de las carreras y los conflictos. Cuando yo entré al proyecto, junto con mi socio Camilo Prince, se nos dio la oportunidad de seguir desarrollando el proyecto. Dynamo y Caracol fueron muy generosos y me permitieron apropiarme del proyecto y convertirlo en una película muy mía.
En la película hay un contraste muy marcado entre los espacios en lo que se desarrolla la narración. Por un lado, hay grandes espacios a cielo abierto en zonas campestres e industriales, y, por otro lado, hay espacios cerrados y urbanos. ¿Podría hablarnos acerca de ese rol que parece jugar el espacio en la película?
La película bebe de dos géneros muy claros, uno es el thriller criminal—o cine negro—y del western. En ese sentido, la película se ubica en los espacios típicos de los dos géneros. Pero este contraste también se debe a mi voluntad desde la dirección de crear un mundo rural que no fuera pintoresco, exotizante o nostálgico. Quería crear un mundo rural que estuviera en pleno proceso de industrialización -que es un proceso que he visto en la Sabana de Bogotá, una región donde mi familia está muy arraigada- con las problemáticas que este proceso trae. Y, por otro lado, también quería que este universo fuera una expresión de lo que sucede al interior del personaje, de su tormenta interior, de ahí la polución, los cielos oscuros y el color desaturado y opresivo.
“Los fierros” es una película rica en escenas de acción. ¿Cuál es su experiencia en la dirección de este tipo de escenas?
Yo había filmado mucho la violencia, pero no tanto “acción”, que no son necesariamente lo mismo. En este sentido, la película fue un gran aprendizaje para mí. Sobre todo, en lo que concierne la carrera de motos.
La película bebe de dos géneros muy claros, uno es el thriller criminal—o cine negro—y del western.
Su película aborda temas como la búsqueda de redención y las dificultades para alcanzarla, la complejidad de ciertas relaciones familiares, la violencia, entre otras. ¿Busca suscitar algún tipo de reflexión acerca de tales temas, especialmente en relación con la situación colombiana?
Yo no soy un cineasta político o con un mensaje social definido. Sin embargo, me gusta el cine de género en la medida en que puede ser un vehículo para hablar de otros temas más complejos. En el caso de “Los fierros”, me interesaba mucho el tema de la familia. En nuestra sociedad, y en la cultura latinoamericana especialmente, la familia se asume como un valor absoluto: la familia es sagrada y viene antes de cualquier cosa. Sin embargo, a mi modo de ver, esto no es necesariamente así. La familia es una construcción cultural y como tal puede ser puesta en duda en algunos casos. En ese sentido, la película partió para mí de esa pregunta. ¿En qué casos ese valor de la familia ante todo carece de sentido? Y así se convirtió también en una variación del tema, muy de cine negro, del destino. Porque nacer dentro de una familia implica nacer con un destino que no se escoge.
Ahora bien, la relación con el contexto colombiano es bienvenida, pero no necesariamente buscada. Yo creo que las películas tienen una vida independiente de sus creadores, y que todas las interpretaciones son válidas y valiosas.
“Los fierros” cuenta con un elenco conformado actores profesionales con cierta trayectoria. ¿Cómo conformó ese elenco y cómo fue su experiencia de trabajo con los actores?
A través de un casting exhaustivo. El trabajo con los dos hermanos consistió en generar cierta empatía entre ellos antes del rodaje. En cuanto a mi experiencia con actores profesionales, la verdad es que la disfruto mucho. No tengo nada en contra del uso de actores naturales, y de hecho disfruto mucho algunas películas que se hacen de esta manera, pero mi formación es más cercana al trabajo con actores profesionales. Para mí no solo es más fácil, sino muy divertido también.
¿Cómo fue el trabajo de montaje?
Junto al montajista, Andrés Porras, trabajamos un poco más de un mes en el montaje de la película. Nos dimos la oportunidad de probar cosas que se alejaban mucho del guion y en ese sentido rehicimos en parte la estructura que se proponía en el guion y “reescribimos” en la sala de montaje muchas escenas. Considero que este es el ideal para cualquier caso, pues creo que el montaje es una continuación del proceso de escritura y dirección, los tres siendo etapas de un mismo proceso.
¿Se encuentra trabajando en algún proyecto nuevo?
Sí. En este momento estoy trabajando en una miniserie y comenzando a escribir un próximo largometraje pero, por motivos de confidencialidad contractual, no puedo comentar nada más sobre ninguno de los dos.
Fotos: Gregorio Mariño y Nicolás Corredor.