Raúl Niño Zambrano, director creativo de Sheffield Doc Fest
La 31ª edición de Sheffield Doc Fest, el principal festival de cine documental de Reino Unido, se desarrolla entre el 12 y el 17 de junio en la ciudad británica. Allí se presentan varios filmes latinoamericanos, tanto en la competencia internacional y de óperas primas, como en la de cortos, la sección de realidad virtual y las secciones temáticas (Strands): Rythms, Rebellions, Debates, Journeys, Memories, People & Community.
En paralelo, el mercado Meet Market ha seleccionado media docena de proyectos regionales y la plataforma de industria recibe a 1500 profesionales de todo el mundo, incluyendo Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México, Perú y Uruguay.
También hay quehacer latinoamericano en el equipo de Sheffield Doc Fest, en el que el venezolano Raúl Niño Zambrano trabaja como director creativo desde el año pasado. Antes se desempeñó como Head of Film Programmes del festival, así que esta será su tercera edición. Previamente, y durante 14 años, fue programador en IDFA, otro de los grandes certámenes internacionales dedicados al cine documental, desde donde también acompañó el crecimiento y las oportunidades para el documental latinoamericano en Europa.
A pocos días de comenzar una nueva edición del Sheffield Doc Fest, LatAm cinema conversó con Niño Zambrano sobre el festival británico, el cine latinoamericano y sus inquietudes y desafíos como programador.
¿Cuál es la línea editorial de Sheffield Doc Fest?
El documental está haciendo cosas maravillosas en muchísimos estilos diferentes que pueden ir desde el tono más investigativo hasta el tono más poético y casi híbrido, incluyendo todo lo que está en el medio. Lo que queremos es mostrar lo mejor de todo el espectro, nos gusta decir que somos eclécticos, y creo que somos más de reacción: a partir de las películas que nos llegan y de las conversaciones que tenemos, es cuando empezamos a decidir. Balance es una de las palabras que buscamos también cada vez que estamos escogiendo cosas. Por ejemplo, en las competencias son solo ocho películas que, en conjunto, están diciendo algo de lo que nos llegó este año, pero también de lo que está pasando en el mundo y de lo que está pasando dentro del género documental. Eso es importantísimo para nosotros, creo que es esencial ahorita para los festivales mostrar todo el espectro. Tenemos 20 Programme advisers y Consultants en todas partes del mundo y, a partir de lo que nos ha llegado, vemos cuáles son los temas que están más evidentes.
¿Puedes desarrollar un poco más cómo trabaja el equipo de programación? ¿Cómo se conforma el equipo y cuáles son las diferentes fases a lo largo del proceso?
Como decía, en el equipo tenemos 20 personas que ven películas fuera de Doc Fest, en diferentes lugares de Europa, Latinoamérica, Asia y África. Creemos que son seleccionadoras y por eso fue que las escogimos, porque creemos que tienen una perspectiva bien amplia de lo que se hace en el mundo a nivel documental. Entonces dividimos las películas y cada uno empieza a hacer una selección de lo mejor de lo que llegó a su lista. Ahí empiezan las discusiones, ya sea conmigo o con otra persona del equipo de programación. Después va todo escalando hasta que empezamos a armar la programación y ahí empiezan todas las otras variables a tomar cuerpo: qué tipo de premiere es, quién es el realizador, quién está en el equipo, cómo filmaron, etc. Y, al final, cuando ya estamos haciendo los últimos detalles, nos preguntamos qué dicen estas películas en su totalidad, especialmente en las competencias, pero también en los Films Strands. Por ejemplo, en el caso de nuestros documentales musicales y performances del Strand Rhythms, nos preguntamos qué están diciendo estas películas juntas acerca de música, de bandas, de diferentes regiones en el mundo, y ahí es cuando empezamos a hacer el balance.
¿Qué oportunidades específicas le ofrece el festival al cine latinoamericano?
Lo importante de nuestro equipo es que durante el año estamos viajando a mercados o en workshops online, y eso lo hacemos con todas las regiones, incluyendo Latinoamérica, en la que siempre estamos interesados, pero la selección depende de lo que nos llegue y depende de los procesos.
Al tener el privilegio de ser el principal festival de documentales de Gran Bretaña, a las películas se les abren muchas puertas, tanto para despertar la curiosidad de la gente para verlas como para que logren quizás una distribución, una compra o que otro programador de festival las vea. Yo creo que para los latinoamericanos, como para otras regiones, empezar con nosotros significa abrir un camino. Creo que tenemos este balance casi 50 - 50 entre industria y realizadores, en el que se hace ese network da la oportunidad de contactarse. Viene mucha gente al mercado de Inglaterra, Irlanda, Escocia, también broadcasters de Europa continental, pero también de Asia. También surgen coproducciones, incluso interdisciplinarias, porque están las secciones de Alternate Realities y Podcast con las que he visto muchas cosas que sí están empezando, gente que tenía un podcast que quiera hacer un documental o viceversa, por ejemplo. Como somos pequeños y todo está muy cerca, todo lo haces caminando, tenemos solo un pase, todo el mundo va a la misma fiesta que tenemos cada noche. Creo que todas esas cosas contribuyen a que la gente se conecte más y surjan oportunidades.
“El género documental está más vivo que nunca, y no solamente desde lo poético o experimental, también las películas urgentes de realizadores que tienen que filmar porque hay que documentar en tiempos en los que hay guerras inminentes y cuestiones bien catastróficas”.
Ya hablando de tu trabajo como programador, ¿qué dirías que te sigue sorprendiendo en el cine documental?
De las cosas bonitas que veo pasar más y más ahora son los procesos de cocreación. Esta imagen del director que lo sabe todo está cambiando, los productores creativos están más activos con todo el proceso de la película… Estos procesos están dándole una energía a las películas que de verdad se ven y se sienten, hay una empatía y una manera de contar historias que buscan otras cosas, y eso lo veo más cuando se trabaja con colectivos, por ejemplo.
Algo que también me encanta encontrar son las voces de comunidades que no habían tenido chance de hablar a través del cine. Por ejemplo, ahorita muchas comunidades indígenas están compartiendo historias, investigando, pero también usando el cine dentro de sus propias perspectivas, me encanta ver cómo el storytelling puede ser circular, más poético, que la música y el diseño sonoro tiene más fuerza. Es maravilloso. Hay muchas películas, tanto hechas por realizadores indígenas o que tocan realidades indígenas, que están hechas en equipo. Y eso está pasando en Finlandia, en Nueva Zelanda, en América Latina.
Y particularmente a mí me gusta mucho cuando el género empieza a diluirse con la ficción. Independientemente de que las películas híbridas, como a veces las llamamos, no son nada nuevas, hay algo en esa fusión que cada vez se hace más interesante. Por otro lado, también lo que traen las nuevas tecnologías y todo lo que está haciendo la inteligencia artificial…
Yo creo que el género está más vivo que nunca, y no solamente desde lo poético o experimental, también las películas urgentes de realizadores que tienen que filmar porque hay que documentar en tiempos en los que hay guerras inminentes y cuestiones bien catastróficas. Ahí hay algo maravilloso que no es solamente poner la cámara y documentar, sino que ves cómo en esas películas hay un proceso creativo que tiene que pasar más rápido, inminente y urgente, pero que no deja de ser creativo.
¿Qué preguntas te haces como director creativo de Sheffield Doc Fest? ¿Cuáles son esas preguntas que no tienen respuesta?
Alguna cosa que pienso es, por ejemplo, cuál va a ser el rol que va a tener la inteligencia artificial dentro del género. Hay gente que tiene mucho temor, yo soy positivo y creo que hay que darle una oportunidad. Por ejemplo, puede ayudar a muchos documentalistas y seguramente ayudará al storytelling a desarrollarse también de una manera interesante. Otra cosa es que estamos conociendo cada vez más perspectivas de comunidades indígenas y comunidades que no han estado muy representadas antes: ¿cuáles son todas esas historias que todavía no hemos escuchado? Eso me pone curioso y también me pregunto cuáles son esas alternativas de contar historias que todavía tampoco hemos visto. El lenguaje cinematográfico es muy amplio y todavía tiene muchísimo potencial para desarrollarse. Por otro lado, ¿cómo se van a desarrollar los hábitos de ver películas? Hoy hay una generación que ya tiene otra forma de consumir cine y me pone curioso pensar cómo vamos a llegar a todas esas audiencias. También cada año como festival nos preguntamos cuál es nuestro rol. Este año nos llegaron más de 2700 películas, y es un honor y a la misma vez es una gran responsabilidad, porque hay una expectativa de qué es lo que decidimos mostrar y qué es lo que decidimos no mostrar. ¿Hasta cuándo estará esta relación? Nosotros siempre nos hemos visto como parte de un ecosistema, seleccionamos películas y las mostramos, pero están los distribuidores, los realizadores… y creo que cada año nos necesitamos más. Cuando empezamos a colaborar es cuando somos más fuertes como ecosistema.
Antes de Sheffield estuviste mucho tiempo en IDFA. Más allá de los diferentes cargos, ¿cuánto dirías que se parecen o se diferencian ambos festivales?
Somos diferentes y somos también muy similares. Sheffield es más pequeño, tenemos un solo pase, seis días y un programa pequeño en el que cada película tiene su chance. Estamos en una ciudad pequeña que no tiene ni aeropuerto. El mercado es súper importante, lo vemos como parte muy esencial del ecosistema y eso es lo que justamente queremos fomentar. Cada festival tiene algo bien particular y esencial, pero creo que en el espíritu somos parecidos, porque lo que queremos hacer es mostrar lo mejor que nos llega y dar a cada película la posibilidad de compartir y de empezar otra trayectoria. Pero cada festival tiene su función dentro del gran ecosistema de las oportunidades para el documental y en eso hay algo interesante, porque a veces hay películas que no quedan con nosotros que se mostrarán en otros festivales, o viceversa, y también muchas películas que mostramos juntos. Específicamente para la gente que no nos conoce, yo siempre recomiendo investigar un poquito, buscar qué películas se seleccionaron, ver que cada año hay temas específicos. Creo que en cada momento para un realizador o para una película, diferentes festivales pueden ser la mejor opción. Yo siempre he dicho también, no termines una película para un festival, termina la película porque estás contento con el resultado.