Vanessa Ragone, productora de Haddock Films

Ganadora del Oscar por el “El secreto de sus ojos”, la argentina Vanessa Ragone es una de las productoras latinoamericanas más experimentadas en el campo de la coproducción. Sin ir más lejos, su productora Haddock Films nació con el afán de potenciar las alianzas internacionales, buscando producir películas de gran envergadura capaces de insertarse en el mercado internacional.

Sobre su experiencia en coproducción, mercados, las dificultades actuales de coproducir con España y la creciente colaboración entre países latinoamericanos, habló en exclusiva con LatAm cinema.

Haddock Films es una productora que ha apostado por la coproducción para viabilizar sus proyectos. ¿A qué responde esta apuesta?
La primera película de largometraje que produje, antes de fundar Haddock, con mi productora Zona Audiovisual fue “Hermanas”, de Julia Solomonoff. La película trataba del reencuentro de dos hermanas en Texas, una llegada desde Argentina y la otra desde España. La búsqueda de la coproducción estaba dada naturalmente desde el guión.
A partir de esa experiencia de coproducción con Tornasol Films de España, fundamos Haddock Films, con la idea de sumar el potencial de ambos países para hacer películas de mayor producción y que pudieran circular entre ambos países y eventualmente posicionarse en otros mercados; tal el caso de “El secreto de sus ojos” y “Todos tenemos un plan”, entre otras.

¿La coproducción realmente posibilita una apertura de mercados?
La coproducción permite en principio acceso al mercado del país coproductor. Cuando la coproducción es una verdadera cooperación artístico-técnica y financiera entre los coproductores, es decir, cuando las historias son interesantes para ambos países, cuando se suman actores y talentos de ambos países coproductores, aumentan las posibilidades de que el público que conforma el mercado del país coproductor se interese por el film. Un film que funciona bien en dos mercados, también es un film potencialmente atractivo para un vendedor internacional que busque colocarlo en otros mercados.

¿Cuáles son los pros y los contras de coproducir?
La coproducción implica repartir costos entre los países. Este año, por ejemplo, los filmes más vistos de la Argentina (“Tesis sobre un homicidio”, “Corazón de León”, “Metegol”, “Séptimo”) son coproducciones. El sistema de fomento del INCAA, si bien es fundamental e imprescindible, no alcanza para financiar la totalidad del costo de un film “industrial” que busque competir con los grandes tanques de Hollywood, y que tenga una expectativa de gran público. Si algo de ese costo se pasa al país coproductor, estas películas se vuelven posibles dentro de márgenes de riesgo empresarial aceptables.
Por otra parte, coproducir con Europa, por ejemplo, implica cierto aumento en el costo final de la película (por la simple diferencia de cambio entre el peso y el euro, entre otras cosas) y la pérdida (para el productor argentino) del territorio del coproductor.
Pero la gran mayoría de los filmes argentinos con aspiraciones de importante llegada al público, están casi obligados a buscar aportes genuinos de dinero o a transferir parte del costo de producción a un coproductor.

Haddock generalmente coproduce con España, ¿cómo repercute la crisis en este modelo?
Co-producir con España es complejo en este momento, ya que España tiene cada vez más restricciones para los proyectos de coproducción y se hace difícil mantener un equilibrio de al menos el 50% para cada país coproductor. En ese sentido, los habituales productores españoles que coproducen con Argentina desde hace mucho tiempo, cada vez más buscan proyectos grandes, con mucha potencialidad de público también en España. Se arriesga menos en proyectos más autorales o demasiado “argentinos” y se buscan proyectos que puedan hacer una muy buena performance en España.

¿Qué países son actualmente los más afines a la Argentina para coproducir?
Argentina y Brasil intentan fomentar coproducciones, tratando de superar la barrera del idioma. Entre Argentina y Colombia existen coproducciones pero no existe una buena distribución de filmes argentinos en Colombia, ni de filmes colombianos en Argentina; por ello las coproducciones con Colombia, si bien son atractivas en términos de producción, aún no han encontrado su nicho de público. Argentina y Uruguay suelen coproducir por afinidad y cercanía, pero Uruguay es un mercado pequeño. Habrá que ver si Chile (en su actual boom cinematográfico) y Argentina comienzan a coproducir más asiduamente. En general, las coproducciones latinoamericanas son atractivas pero aún falta la creación de un mercado de cine latinoamericano que consuma estos filmes y que ello realimente el interés de los países en producir en conjunto.

“Las coproducciones latinoamericanas son atractivas pero aún falta la creación de un mercado de cine latinoamericano que consuma estos filmes”