Vincenzo Bugno, director del World Cinema Fund de la Berlinale
El World Cinema Fund (WCF) es una iniciativa respaldada por la Fundación Cultural Federal Alemana y el Festival de Cine de Berlín en cooperación con el Ministerio Federal de Asuntos Exteriores de Alemania. La misión del WCF es apoyar la producción cinematográfica en territorios que carecen de una industria bien estructurada.
En la nueva edición de la Berlinale, el WCF celebra 20 años y lo hace de la mejor manera posible: con una docena de títulos apoyados por el fondo en distintas secciones del festival, incluyendo la dominicana “Pepe” de Nelson Carlos de los Santos en competición; la brasileña “Cidade; Campo” de Juliana Rojas en la sección Encuentros; “Yo vi tres luces negras” de Santiago Lozano (Colombia, México); y la argentina “Reas” de Lola Arias en Forum. Todas ellas cuentan con un segundo socio europeo además de Alemania.
Con más de 350 películas apoyadas desde su creación en noviembre de 2004, el fondo se ha convertido en una herramienta imprescindible para sacar adelante proyectos de un alto valor cultural y artístico que son voz de territorios con infraestructuras cinematográficas en proceso de desarrollo.
LatAm cinema habló con su director, Vincenzo Bugno, de origen italiano y formación humanística, que ejerció como periodista y crítico cinematográfico, y ha trabajado como consultor y curador para varios festivales cinematográficos. Desde 2001 ha estado ligado al festival de Berlín y entre 2006 y 2008 fue responsable de la sección Open Doors en Locarno.
¿Qué tienen en común las películas que reciben el apoyo del WCF? ¿Existen algunas preocupaciones o rasgos industriales compartidos?
Es muy difícil encontrar denominadores comunes entre estas películas, pues proceden de regiones muy diferentes. Lo destacable del conjunto es su increíble variedad en términos de contenido, forma y construcción narrativa. Pensándolo bien, quizás tengan algo en común: en, cierto modo, películas “libres”. Muchas “se atreven”, confían en su energía creativa. Son, sin duda, películas innovadoras y, sin embargo, o quizás precisamente por ello, todas son películas capaces de crear una intimidad entre el público y la historia contada, entre el espectador individual y el lenguaje cinematográfico.
Le voy a pedir un balance de estos primeros 20 años y de los más de 350 títulos apoyados por el WCF, especialmente en relación con América Latina.
Al principio, la mayoría de los proyectos procedían de América Latina y, en particular, de aquellos países que, más allá de las crisis políticas y económicas, contaban con un tejido creativo y productivo muy extendido. Muchos proyectos argentinos, por tanto, al principio. Pero incluso en América Latina, con el paso de los años, la situación productiva fue diversificándose y nuevas realidades comenzaron a aparecer en el horizonte. Colombia es uno de estos casos. Poco a poco, también empezamos a recibir y financiar proyectos de países que estaban menos presentes en la escena de la producción, como Paraguay, por ejemplo. A menudo, el número de proyectos presentados por los distintos países estaba dictado o fuertemente influenciado por la situación política de cada país. Un caso significativo es y ha sido, ciertamente, Brasil. Al principio no recibíamos muchos proyectos brasileños. Después, con el intento del gobierno de reestructurar drásticamente no sólo la financiación del cine, sino todas las actividades culturales tras los años del “bolsonarismo”, el número de proyectos presentados aumentó radicalmente, y durante un tiempo Brasil fue el país con mayor número de aplicaciones. En una segunda fase, empezamos a recibir bastantes proyectos del mundo árabe, luego también de África, gracias a algunas iniciativas en favor de estas cinematografías, pero también a una nueva vitalidad del cine de estas regiones. En los últimos años, se puede hablar de un aumento de proyectos procedentes del Sudeste Asiático. Actualmente, todas estas realidades geográficas están fuertemente representadas.
¿Cuál es el presupuesto medio de los proyectos?
Rara vez supera el millón de euros y a menudo es muy inferior, independientemente del origen geográfico. Sin duda, los proyectos más costosos nos llegan de algunos países de América Central/Latina, como México o Chile. Por otra parte, el impacto positivo de la financiación del WCF está a menudo paradójicamente ligado a la fuerte devaluación de la moneda local en algunos países.
¿Cuál es el estadio óptimo de un proyecto para aplicar al fondo?
Siempre hablamos de apoyar la producción de una película. Por tanto, el WCF no pretende financiar el desarrollo de un proyecto. Digamos que, para ser presentado, el proyecto debe tener ya una base sólida si hablamos del perfil creativo global, de la identidad artística, incluida la versión del guion. En cuanto al presupuesto, es ciertamente importante tener una parte del ya confirmada, aunque sólo sea el 20%-30%, pero quizás aun más importante que eso es tener un plan sólido y creíble de financiación, especialmente en relación con el calendario de producción, rodaje y postproducción de la película.
“Siempre intentaremos ser una institución en continuo movimiento... para intentar satisfacer las necesidades de los productores y directores de las distintas regiones, y contribuir a la realización de películas que, de otro modo, no podrían producirse”.
¿Podrías señalarme algún cambio relevante en relación con las cinematografías del WCF en estos 20 años?
Un cambio fundamental en los últimos 20 años ha sido la creciente atención del público - y no sólo el de los festivales- por el cine de las regiones de la CMF. Basta con mirar la programación de los festivales. El año pasado, el prestigioso Premio del Público de la Berlinale, de la sección Panorama, lo ganó una película (WCF) de una directora de Burkina Faso. No creo que esto hubiera ocurrido fácilmente hace 20 años.
Otro cambio obvio es la revolución de las plataformas ¿cómo ha incidido esto en las cinematografías del WCF?
Ciertamente hay plataformas de streaming que están muy abiertas al universo cinematográfico de las películas apoyadas por el WCF. Aunque creemos firmemente en el espacio de las salas como lugar principal para el disfrute del producto cinematográfico, tampoco me gusta demonizar la oferta de plataformas que, al menos, contribuyen de forma importante a la difusión de la cultura cinematográfica, y no sólo en regiones donde las salas de cine son prácticamente inexistentes. El universo de la producción audiovisual ha cambiado radicalmente en términos de producción, formatos y fruición. Basta pensar en la importancia de las series y en el número de series producidas, no importa dónde. Algunas plataformas incluyen películas apoyadas por el WCF y, a veces, de forma constante. El interés de los espectadores por estas películas ha aumentado, y no sólo en los espacios de los festivales internacionales.
¿En qué han cambiado las preocupaciones, los temas preferentes y urgentes...?
Creo que el estado de nuestro planeta se ha deteriorado definitivamente en los últimos 20 años. La pandemia, los reveses políticos en muchos países, las guerras. Creo que todo ello ha radicalizado la necesidad de contar historias. No es casualidad que en los últimos años haya aumentado aun más el número de proyectos presentados al WCF y, seguramente, la razón de ello no es sólo la dificultad de los productores y directores para encontrar financiación adicional para sus proyectos. Las cinematografías de las diferentes regiones del WCF tienen las mismas preocupaciones que hace unos años, lo que es más relevante es la mayor atención del público hacia estos cines. Sin embargo, la existencia de instituciones como el WCF es tan necesaria como entonces, y creo que estas instituciones deberían centrar sus actividades no sólo en la producción, sino también en apoyar la visibilidad de las películas producidas en estas regiones, tanto en los países de producción como en otras regiones y en Europa. Por eso, el desarrollo de estrategias de audiencia en todo el mundo se ha convertido también en un elemento insustituible del trabajo del WCF.
¿Qué cinematografías han experimentado mayores cambios a lo largo de estos 20 años?
En los últimos años hemos asistido a una notable diversificación de la narrativa, la forma y el contenido en muchas regiones del WCF. Como ya dije antes, se percibe más “coraje creativo”, sin duda en América Latina, y también en África y el Sudeste Asiático... incluso a nivel de coproducción estamos viendo estructuras de coproducción maravillosamente inusuales. “Pepe”, en competición en la Berlinale 2024, se realizó gracias a una coproducción única en la que participaron, entre otros, República Dominicana y Namibia.
Para terminar, ¿cuál es el futuro y los desafíos del WCF?
Creo que el trabajo y el perfil de la WCF son el resultado de un proceso de toma de conciencia, también en el aspecto político-cultural. Siempre hemos hablado de la “democratización” de la industria cinematográfica como uno de los motores de la creación del WCF. Con el paso de los años, nos fuimos dando cuenta de que democratizar significaba “descolonizar” la industria cinematográfica o, al menos, intentar hacerlo por nuestros propios medios, sobre todo teniendo en cuenta que una gran parte de los países y regiones del WCF son antiguas colonias europeas. Cuando analizamos los proyectos, siempre tenemos en cuenta también la historia de estos países, y la protección de la “diversidad” a todos los niveles es parte integrante de nuestra identidad. En términos de contenido, siempre será necesario abordar la complejidad de todo lo que ocurre en nuestro planeta, lo que sin duda influye y, a menudo, compromete también económicamente a la industria cinematográfica. Por lo demás, nuestra atención a la multiplicidad de lenguajes cinematográficos es absoluta. Siempre intentaremos ser una institución en continuo movimiento... para intentar satisfacer las necesidades de los productores y directores de las distintas regiones, y contribuir a la realización de películas que, de otro modo, no podrían producirse.