• Latinoamérica y España: La coproducción está en el ADN

Latinoamérica y España: La coproducción está en el ADN

El cine iberoamericano está más conectado que nunca gracias a las coproducciones entre España y América Latina. Acuerdos bilaterales, el impulso de Ibermedia y la consolidación de foros como los del Festival de San Sebastián e Iberseries & Platino Industria han permitido que decenas de proyectos crucen el Atlántico y encuentren una vida internacional en festivales, plataformas, salas de cine y temporadas de premios. Productores, instituciones y creadores coinciden: el futuro de ambas cinematografías pasa por trabajar juntos.

El interés español por la coproducción con Latinoamérica no es nuevo, pero en los últimos años se ha convertido en un objetivo estratégico. Así lo resume el director general del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA), Ignasi Camós: “Las coproducciones con Latinoamérica constituyen un objetivo prioritario en la actualidad y para los próximos años. Compartimos un idioma y una cultura comunes, y el cine es la herramienta perfecta para intensificar las relaciones entre nuestros países”.

España participa en convenios multilaterales como el Acuerdo Latinoamericano de Coproducción Cinematográfica (ALCOCI) y el Convenio de Integración Cinematográfica Iberoamericana (CONICI), pero también mantiene una red de acuerdos bilaterales con Argentina, Brasil, Chile, Cuba, México, Puerto Rico, República Dominicana, Uruguay y Venezuela. En junio de este año se firmó un convenio con Colombia, mientras avanzan negociaciones con Paraguay y Perú.

Los mencionados ALCOCI y el CONICI, firmados en 1989 y reformados en 2006 y 2007 respectivamente, marcaron hitos históricos al sentar las bases de un marco legal multilateral que permitió por primera vez el reconocimiento mutuo de coproducciones como nacionales en los países miembro. Esto facilitó no solo el acceso a incentivos y financiación, sino también la distribución y visibilidad internacional de los proyectos iberoamericanos. La importancia de estos acuerdos radica en que proporcionan seguridad jurídica a los productores y crean un espacio de cooperación estable, fomentando la confianza entre las cinematografías de la región.

Más allá de los tratados, la legislación española permite autorizar coproducciones incluso sin un convenio específico gracias al Real Decreto 1084/2015 de la Ley del Cine, en virtud del cual siempre que una película sea reconocida como nacional tanto en España como en el país coproductor, puede beneficiarse de las ventajas fiscales y ayudas de ambos territorios. Este marco ha permitido, por ejemplo, la aprobación de largometrajes que combinan socios de países con los que España no tiene un convenio formal, lo que asegura la viabilidad de proyectos transnacionales y fomenta la creatividad en contextos más flexibles.

Tres años de intenso intercambio

Los números confirman esta tendencia. Entre 2022 y 2024, el organismo autónomo adscrito al Ministerio de Cultura calificó 88 coproducciones con países latinoamericanos: 27 en 2022, 26 en 2023 y 35 en 2024. Argentina lidera con 28 proyectos, seguida de México con 15, Perú y República Dominicana con siete cada uno, Uruguay con seis, Brasil y Chile con cinco, Colombia con cuatro y Cuba con tres. Otros países como Panamá, Puerto Rico, Costa Rica, Ecuador y Venezuela completan la lista con al menos un proyecto cada uno.

En comparación con el período 2019-2021, cuando se registraron 70 coproducciones, se observa un crecimiento sostenido que evidencia un aumento de la colaboración iberoamericana año tras año. Esta evolución coincide con la firma de nuevos convenios y con un mayor aprovechamiento del Programa Ibermedia como motor de coproducción regional, reflejo tanto de un interés creciente por la internacionalización de los proyectos españoles, como de la consolidación de América Latina como socio estratégico y confiable en el desarrollo audiovisual.

El perfil de estas producciones es variado: 47 fueron coproducciones mayoritarias españolas y 41 minoritarias. La ficción domina con 61 proyectos, aunque también hubo 16 documentales, seis propuestas de animación y cinco de corte experimental. El género más recurrente es el drama, seguido de la comedia.

La cuestión de la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres sigue siendo un reto: de las 88 coproducciones recientes, 66 fueron lideradas por directores, 21 por realizadoras y una contó con una dirección mixta. Camós lo sintetiza así: “Las coproducciones son la mejor manera de intercambiar talento, tanto técnico como artístico, pero también debemos trabajar para que ese intercambio refleje la diversidad de nuestras sociedades”.

Ibermedia, 25 años construyendo un espacio común

En cualquier repaso a la historia de la coproducción iberoamericana aparece un nombre clave: Ibermedia, programa creado en 1995 que se ha convertido en un pilar de apoyo a esta actividad. Hasta 2024, ha invertido más de 134 millones de dólares en el audiovisual iberoamericano, con 1209 proyectos de coproducción apoyados y más de 1000 películas estrenadas. Además, ha otorgado ayudas a 1187 proyectos audiovisuales en desarrollo.

Camós lo define con claridad: “Ibermedia es un pilar y un referente para la coproducción. España es miembro fundador y participa activamente en su Comité Ejecutivo. No se puede entender el crecimiento de nuestras cinematografías sin este programa”.

Más allá de las cifras, esta iniciativa que promueve la excelencia del cine en la comunidad iberoamericana ha tejido una red de confianza entre productores, directores y técnicos, y ha consolidado un ecosistema en el que resulta natural pensar en proyectos transnacionales.

“Las coproducciones son la mejor manera de intercambiar talento, tanto técnico como artístico, pero también debemos trabajar para que ese intercambio refleje la diversidad de nuestras sociedades”. 

Foros que hacen despegar proyectos

La colaboración no se limita a los despachos oficiales: festivales y mercados se han convertido en verdaderas incubadoras de proyectos. Dos de los más influyentes son el Foro de Coproducción Europa-América Latina del Festival de San Sebastián y el Foro de Coproducción y Financiación de Iberseries & Platino Industria.

Si hay un espacio que puede denominarse el gran vivero iberoamericano es el de la cita donostiarra. Desde su creación en 2012, ha seleccionado 215 proyectos, de los cuales 106 ya se estrenaron comercialmente y en festivales de primera línea como Cannes, la Berlinale y Venecia. 

Saioa Riba, responsable de Industria del certamen donostiarra, destaca la importancia de este recorrido: “Más de la mitad de las películas presentadas en el Foro han sido finalizadas. Casos recientes son ‘El mensaje’ de Iván Fund, último Oso de Plata en Berlín, o ‘La virgen de la tosquera’ de Laura Casabé, que compitió en Sundance”.

El Foro de San Sebastián ha sido también la plataforma de lanzamiento de títulos históricos que marcaron la coproducción iberoamericana como “El abrazo de la serpiente” de Ciro Guerra (2015), “Pelo malo” de Mariana Rondón (2013) y “La ciénaga” de Lucrecia Martel (2001), que comenzaron su recorrido en este espacio antes de recibir premios internacionales y reconocimiento crítico global. Estos casos demuestran cómo el Foro no solo impulsa proyectos contemporáneos, sino que ha consolidado a lo largo de los años una reputación de semillero de talento y visibilidad internacional.

El otro gran foro del ecosistema iberoamericano es el de Iberseries & Platino Industria, con sede en Madrid. Cada año selecciona 20 proyectos, 10 en formato seriado y 10 largometrajes. Su coordinador general, Rodrigo Ros, explica: “La mayoría de los proyectos llegan con un 30% de la financiación asegurada, pero lo que realmente necesitan es encontrar socios estratégicos que aporten desde la coproducción, la distribución o la financiación, hasta aspectos más específicos como el equipo técnico, la postproducción o la participación de canales y plataformas”.

El responsable subraya también la diversidad: “Hoy la coproducción ya no está reservada solo a proyectos high-end. Cada vez más se convierte en un modelo válido para producciones de diversa envergadura, lo que responde a la evolución de la industria y al rol de las plataformas”.

Las productoras españolas más activas

Si las instituciones crean el marco y los foros acompañan los procesos, las productoras son las que materializan las películas. En este terreno destacan nombres como Wanda Films y Setembro Cine, ambas con una larga trayectoria de colaboración con América Latina.

Fundada por José María Morales, Wanda Films acumula casi tres décadas de experiencia: “Coproducir cine con América Latina tiene mucho sentido, por tener una lengua en común, por las conexiones culturales que ello supone y por la facilidad con la que directores, técnicos, actores y productores trabajamos juntos”. 

Desde 1996, cuando coprodujeran “Profundo carmesí” con Arturo Ripstein, han participado en 50 películas en varios países de Latinoamérica; junto al director mexicano han producido otras cuatro películas. En Cuba, cinco con Fernando Pérez y tres con Gerardo Chijona. En Argentina, cuatro con Carlos Sorín, tres con Lucía Puenzo y otras tres con Daniel Burman. Y en Perú, dos con Claudia Llosa.

Morales, que además fue vicepresidente ejecutivo de la Federación Iberoamericana de Productores Cinematográficos y Audiovisuales (FIPCA) durante 11 años, antepone el valor creativo a cualquier otra cosa: “La coproducción puede suponer un importante estímulo para la creatividad, desde el guion hasta la comercialización. La lengua en común y las conexiones culturales facilitan el trabajo conjunto”. Sin embargo, advierte de un reto creciente: “Cada vez es más difícil contar con el apoyo de nuestra administración y de las televisiones en España para producir películas”.

Desde Setembro Cine, Fernanda del Nido define el puente entre España y Latinoamérica como su “espacio natural”: “Las historias que me conmueven y los talentos que quiero acompañar son de la región”. Su filmografía así lo confirma: cerca de 20 largometrajes coproducidos con países como Colombia, Venezuela, Brasil, Chile, Argentina, Costa Rica, Guatemala, México y Perú, además de colaboraciones con Francia, Alemania y Portugal. “Me considero parte de una cultura iberoamericana y quiero ser parte activa de esa red. Le da sentido a mi profesión y a mi trabajo”, añade. 

En este momento, Setembro Cine está en período de estreno comercial de la película “La llegada del hijo” de Cecilia Atán y Valeria Pivato, en producción de “La nadadora” de Sandra Sánchez, y en fase de desarrollo del proyecto “El tiempo antes de mí” de Cecilia Atán.

Otras empresas españolas que mantienen un papel activo en la coproducción iberoamericana son Bowfinger, El Deseo, Morena Films, Filmax, Tornasol y Solita Films, entre otras. Del lado latinoamericano, productoras como las argentinas Patagonik, Rei Pictures y Tarea Fina o la chilena Fábula suelen asociarse con España para garantizar la viabilidad financiera y creativa de largometrajes y series, reforzando la red de colaboración transatlántica.

De la alfombra roja a la plataforma y la taquilla

Según datos del ICAA, entre las películas latinoamericanas con mayor número de espectadores en España en los últimos años destacan la peruana “Ainbo, la guerrera del Amazonas” de José Zelada Mathews y Richard Claus, que superó los 240 mil espectadores; la argentina “Argentina, 1985” de Santiago Mitre, que rozó las 150 mil entradas vendidas; y “La estrella azul” de Javier Macipe, coproducción hispano-argentina (Mod Producciones, El Pez Amarillo, Cimarrón y Prisma) ganadora de dos Premios Goya en 2025 y que superó los 81 mil espectadores en taquilla.

El reto sigue siendo equilibrar ambas dimensiones: producir obras que circulen en festivales internacionales pero que también conecten con audiencias amplias en salas y plataformas. El panorama es prometedor, pero no está exento de desafíos. Las plataformas de streaming han cambiado radicalmente la distribución, generando nuevas oportunidades de coproducción pero también mayor competencia global. A ello se suma la necesidad de fortalecer la igualdad de género en la dirección y los equipos creativos, y de garantizar apoyos estables por parte de las administraciones.

Los productores coinciden en la importancia de mantener ese compromiso. Para del Nido, la clave es seguir protegiendo y contando historias propias; para Morales, recuperar el respaldo institucional que haga viables las coproducciones; y para los responsables de foros, acompañar a los proyectos con asesoría y visibilidad internacional.

La coproducción entre España y América Latina no es solo una fórmula de financiación: es una apuesta cultural y política. Un espacio donde circulan talentos, se comparten recursos y se construye un cine que habla en español y portugués, pero se proyecta al mundo.

En este sentido, el director general del ICAA recuerda que se está trabajando en la reforma de la Ley del Cine 55/2007 con un nuevo proyecto de Ley del Cine y de la Cultura Audiovisual que amplía el ámbito de actuación al conjunto del audiovisual. La norma busca “fortalecer la competitividad de profesionales y empresas, fomentando la convivencia de talentos emergentes con creadores consolidados y garantizando el apoyo y la retención del talento”. 

La nueva normativa incluye medidas para incentivar la investigación, la innovación, la formación continua y la igualdad de género, así como políticas para mejorar el posicionamiento nacional e internacional. Además, refuerza las ayudas e incentivos existentes y potencia las coproducciones internacionales con Latinoamérica y Europa, facilitando la entrada en nuevos mercados y consolidando la dimensión cultural e industrial del cine español.

En palabras de Camós: “Las coproducciones se han convertido en los últimos años en un instrumento esencial para mejorar la financiación de las producciones y garantizar un ámbito de distribución más amplio. Son también la mejor manera de reforzar la diversidad frente a otros países competidores”. 

El futuro de la alianza dependerá de cómo se adapten instituciones y productoras a los cambios del mercado global, pero todos parecen estar de acuerdo en que la coproducción es el terreno ideal para crecer y conectar historias de un continente a otro.

Lea el artículo completo en el número 62 de la revista digital de LatAm cinema.