En las primeras imágenes que se pueden ver del rodaje de “No manches Frida 2”, el paisaje urbano ha cambiado por el de un hotel y su playa. Recientemente, han sido varios los proyectos cinematográficos mexicanos que han optado por trabajar fuera de la capital del país, el escenario por excelencia de las filmaciones en México.
En la secuela de “No manches Frida”, basada en la película alemana “Fack ju Göhte”, la historia de Zequi (Omar Chaparro) y Lucy (Martha Higareda) da un giro, pues luego de arruinar su boda, el novio intenta recuperar la confianza de su prometida. Lucy y los alumnos del Instituto Frida Kahlo viajan a la playa para competir en unos juegos interescolares y es ahí donde Zequi emprende su plan para reconquistarla.
Nacho G. Velilla repite en el puesto de director luego del éxito en taquilla que significó el filme anterior, la cual sumó más de 220 millones de pesos mexicanos, colocándose entre las cinco películas mexicanas con mayor recaudación en la historia del país. A diferencia de esa primera producción, que se trató de una remake, en esta segunda entrega la historia se separa bastante de la secuela alemana, que transcurre en Tailandia casi sin participación de la protagonista femenina.
Para “No manches Frida 2” el equipo pasó siete semanas trabajando en Puerto Vallarta (Jalisco) y Riviera Nayarit en los meses del verano del norte.
“En la segunda parte de la película alemana se fueron a Tailandia. Aquí cuando empezaron a escribir el guion decidieron no hacerla otra vez en la Ciudad de México y algo de lo más bonito del país son sus playas. Eso nos iba a ayudar también en el nivel de producción. Casi todas las películas se hacen en la capital y no ven al exterior. Decidimos irnos a la playa justo por eso, para darle un poquito de otra fotografía a la película, otro nivel de producción y también sentimos el deber de mostrar un México diferente, seguro, y con playas impresionantes”, compartió en entrevista a LatAm cinema el productor Mauricio Argüelles.
“No manches Frida 2” es una producción de Edward Allen de Pantelion Films, Martha Higareda de Neverending Media, Nacho G. Velilla y Mauricio Argüelles.
Otra adaptación mexicana que se acaba de rodar en Jalisco es “La boda de mi mejor amigo”, segundo largometraje de Celso García, quien con su ópera prima “La delgada línea amarilla” consiguió 14 nominaciones al Premio Ariel y varios reconocimientos en festivales internacionales.
“Cuando llegó el proyecto, propuse filmar parte de la película en Guadalajara. En la película original la historia sucede en Chicago y sentí que lo natural era Guadalajara porque nos ofrece una infinidad de spots muy interesantes, locaciones fantásticas”, expresó García en conferencia de prensa. El equipo de la película, en cuyo elenco figuran Ana Serradilla, Natasha Dupeyrón, Miguel Ángel Silvestre y Carlos Ferro, filmó también en localidades de Jalisco como Tlaquepaque y Chapala.
Esta cinta es una coproducción de Sony Pictures International Productions (SPIP) junto con Zamora Films y Alameda Films.
También la comedia “My Boyfriend’s Meds” ha escogido las locaciones de Puerto Vallarta y Punta Mita en Riviera Nayarit como telón de fondo. Es una producción de Traziende Films y Fuego Films, bajo la dirección de Diego Kaplan.
En esta película, Jaime Camil interpreta a Hank, quien sufre varios desórdenes mentales que mantiene a raya con ayuda de una medicación especial. Jess (Sandra Echeverría), una chica con la que empieza a salir, lo invita a pasar un fin de semana en un resort lejos de la ciudad con sus compañeros de trabajo, pero en pleno viaje él descubre que olvidó sus fármacos.
"La decisión de filmar en la playa viene desde el guion, pues necesitabamos un lugar remoto, donde fuera difícil conseguir los medicamentos de Hank, pero también paradisíaco, para que funcionara en el mundo de Jess. También nos interesaba alejar a los personajes del bullicio citadino y establecerlos en un lugar con oportunidades de fotografía interesantes", explicaron sus productores a LatAm cinema.
El filme es una producción independiente financiada en su totalidad por inversión privada. Aunque hasta el momento no han contado con incentivos públicos, las autoridades locales sí les han facilitado permisos y logística para llevar a cabo el rodaje sin contratiempos."
En su anuario estadístico de cine mexicano 2017, el Instituto Mexicano de Cinematografía señala la tendencia de descentralización de la actividad cinematográfica, pues si bien el año pasado un 36% de producciones se realizaron en la Ciudad de México, dicho porcentaje fue siete puntos menor que en 2016 y 14 puntos menor que en 2015.