Con el descomunal suceso de “Stefan v/s Kramer”, ya convertida en la película más taquillera de la historia del cine nacional, y la más que significativa repercusión de una producción más autoral como “No”, el cine chileno elevó en un 330% la asistencia de espectadores en comparación al mismo período del año pasado; sin embargo, el grueso de la producción asume dificultades para conseguir pantalla y atraer al público.
Dentro de las diversas actividades organizadas en el marco de SANFIC Industria, la mesa redonda Radiografía del circuito y mercado cinematográfico de Chile permitió conocer números comparativos de la actividad durante 2011 y 2012, que dieron lugar a una serie de reflexiones en torno al alcance del cine chileno en el mercado nacional.
Tomando la presentación de estadísticas realizada por Ultracine, durante 2011 concurrieron a las salas alrededor de 17.053.000 espectadores, una cifra un poco por debajo de la población total del país, estimada en 17.248.450 habitantes.
Siendo estrenadas 227 películas, 22 de ellas nacionales, entre enero y agosto de 2011, hubo un total de 12.129.864 espectadores, de los cuales 409.271 eligieron cine nacional. En tanto que en ese mismo período durante este 2012, las cifras de espectadores se elevaron a 13.836.395 en total, y 1.387.471 para el cine nacional. El incremento de la asistencia al cine local está supeditado al éxito de “Stefan v/s Kramer”, que ya cortó 1.191.108 tickets, y la buena repercusión de “No” con 116.502 espectadores; del resto de estrenos, “Bombal” superó los 15.000 espectadores, “Gatos viejos” estuvo apenas arriba de los 5.000 espectadores, y el resto por debajo de esta marca.
“Creo que hacer cine de autor está súper justificado en sí y el cine chileno está cada vez más apuntando para afuera con mucho éxito, está entrando en Cannes, Berlín, Rotterdam, Sundance, etcétera. Pero sí estamos fallando en algo, en que estamos usando recursos de todos los chilenos para hacer películas que después ven 1.000 personas. Hay que hacer una película que se comunique con el público”, analizó el productor Gregorio González, panelista invitado.
Con una producción creciente y sostenida, y un importante trabajo de difusión internacional a través de Cinema Chile, el cine chileno ganó visibilidad en el mundo por medio del circuito de festivales convirtiéndose en una de las nuevas potencias de la región. Pero puertas adentro padece el mal endémico de toda la región: la exhibición y la difusión.
Actualmente, Chile cuenta con 56 complejos cinematográficos, 326 pantallas (89 de ellas digitalizadas), dividiéndose las tajadas mayores del mercado las cadenas Cinemark (36,30%) y Hoyts (31,84%). En lo que respecta a distribución, el 90% está en manos de las majors y sólo el 10% es de independientes.
“Hoy día nuestro problema es el canal de distribución porque no hay una cadena de salas independientes y sí hay donde ver todas las películas de Hollywood. El complejo cambió el sistema, el cine que tiene una sola sala cuesta que funcione. Lo otro que está faltando, que está llevando a muchos productores a hacer su propia distribución, es que hay pocas distribuidoras especializadas en cine de autor. Pasa que los que antes se jugaban por estas películas ahora no lo hacen porque los números no dan”, reflexionó González, agregando que así como el Estados incentiva la producción, “debería asegurarse que más gente vea estas películas, haciendo paquetes para llevar a los colegios o las universidades, o encontrando espacios para exhibirlo en las salas que tienen en las municipalidades”.
Una de las experiencias más fructíferas en este sentido fue la apertura de la sala Cine Huérfanos, dedicada a estrenar películas chilenas gracias a un fondo estatal. Pero el sistema concursable que se implementa para todas las actividades cinematográficas dejó sin apoyo a la iniciativa.
“Con la sala Cine Huérfanos fue la primera vez que el gobierno invirtió plata en exhibición. Hasta ese momento habían ayudado a las salas de cine arte pero esa era la primera vez que daba un subsidio para la exhibición de cine chileno”, explicó Carlos Hansen R., gerente general de BF Distribution, responsable de la sala.
“El fondo duró un año. Estrenamos más de 25 películas chilenas. Y para lo que invirtió el gobierno fue un exitazo. El excedente fue de tres veces más de lo invertido. Creemos que el experimento ya se hizo y ahora hay que seguir aplicándolo en otros complejos. Así tendremos un circuito para películas chicas o que no tienen salida, para que puedan estrenar con 3 o 4 copias”, agregó Matías Cardone, asesor financiero de la compañía.
Este panorama actual podría modificarse con las nuevas bases que se están desarrollando para otorgar recursos directamente a la exhibición. “Creo que eso sí va a dar una buena salida y cambiar mucho la estructura actual. Eso va a ayudar a que las películas sí tengan alguna salida”, consideró Hansen, concluyendo: “No es lo ideal. Lo ideal sería crear un circuito alternativo de cine arte”.
Desde Santiago de Chile, por Cynthia García Calvo.