Desde Gramado, por Cynthia García Calvo José Carlos Avellar, uno de los curadores del Festival de Cinema de Gramado, destacó como una característica que particulariza a esta edición, el importante número de coproducciones presentes en su programación. La Competencia de Largometrajes Extranjeros está integrada por siete títulos, cuatro de los cuales tienen más de una nacionalidad, siendo tres coproducciones entre países latinoamericanos: “Jean Gentil” (República Dominicana / México); “Las malas intenciones” (Perú / Argentina), y “García” (Colombia / Brasil).
“Es una tendencia que está creciendo”, asegura el realizador y productor colombiano José Luis Rugeles en referencia a las coproducciones latinoamericanas. Su película “García”, la historia de un hombre que comienza una búsqueda desesperada por su mujer, es un claro ejemplo de esa colaboración entre países de la región, siendo una producción 70% colombiana y 30% brasileña, la primera que formalmente obtiene la doble nacionalidad y que refuerza la integración de Brasil con el resto de la producción latinoamericana.
“Por mucho tiempo Brasil estuvo muy poco integrado al resto de los vecinos de América Latina. Pero eso ha cambiado mucho y muy rápido en los últimos años. Y ya hay coproducciones de Brasil con varios países”, expone Claudio Cao Quintas, coproductor de la película con Latina Estudio, una productora afincada en Río de Janeiro y Sao Paulo que apuesta por el formato de coproducción latinoamericana, teniendo en su currículo “Tony Manero” y “Post Mortem”, ambas del chileno Pablo Larraín.
“Si va a ser el coloso de Latinoamérica, pues tiene que estar muy cerca de los demás”, añade Rugeles, quien asegura que la película no tuvo ningún tipo de condicionamiento al plantearse como coproducción, y que de hecho se encontraron “una cantidad de afinidades increíbles entre Colombia y Brasil”.
El director destaca que además de servir la asociación como una forma de “repartir la responsabilidad del dinero y facilitar, en este caso, la posproducción”, es muy importante “la mirada de una persona que tiene otra cultura para poder contar tu historia”. Ejemplifica con la relación establecida con el editor del film, el brasileño Andre Finotti: “Uno se enamora de muchas cosas que no son importantes, y a lo mejor un editor colombiano que me conoce hubiese respetado mi mirada. El irrespeto que tuvo conmigo Andre fue muy importante para la película”.
“Dividir las responsabilidades de un rodaje y las glorias del cine”, dice Quintas que es la finalidad de la coproducción, que a priori tiene como grandes atractivos la posibilidad de “estrenar tu film en otro país, tener otra mirada, otra gente que lo pueda ver”, y “en el aspecto de producción en sí es el intercambio de experiencias que entre los equipos técnicos”.
También para Brasil hay una cuestión de cambio monetario favorable para rodar fuera del país: “Es un momento crítico para filmar en Brasil. Está todo muy caro. Es más barato hacerlo en Los Ángeles o Londres, que en Sao Paulo o Río. Es un poco ridículo. Entonces las coproducciones en ese punto son una opción muy atractiva”.
Si bien formalmente es una coproducción colombiano-brasileña, “García” también cuenta con profesionales de otros países latinoamericanos, al tener al mexicano Damián Alcázar como actor y al argentino Diego Vivanco como guionista, lo cual revela otra característica de un cine latinoamericano que parece compartir una identidad.