CategoríasDesde Gramado, por Cynthia García Calvo El tapete vermelho volvió a extenderse a las puertas del renovado Palácio dos Festivais para una nueva edición del Festival de Cinema de Gramado, uno de los más tradicionales de la inmensa oferta brasileña, que se mantiene como una pantalla funcional al cine nacional con el resto de América Latina como invitado especial. La jornada de apertura presentó dos films que dialogan entre sí: “O palhaço” y “Riscado”.
Convertido en uno de los rostros más populares de la pantalla grande brasileña, el actor Selton Mello se pasa por segunda vez detrás de cámara para realizar “O palhaço”, una película personal que él mismo protagoniza y co escribió junto a Marcelo Vindicatto, donde habla sobre arte y vocación a través de la historia de un payaso en crisis con su profesión.
“Era el deseo de hablar sobre nuestra vocación, sobre nuestro destino, el peso y la belleza que puede tener nuestro destino, y lo que se escoge en la vida”, sintetizó Mello sobre la motivación para realizar esta película, donde reúne a un elenco variopinto que va desde el veterano y siempre activo Paulo José, hasta el casi desaparecido comediante Ferrugem, todo un personaje de la cultura popular local.
“O palhaço” –con estreno programado en octubre- llegó a Gramado precedida por la buena acogida recibida tanto por crítica y público en el Festival de Paulínia, donde tuvo su primera exhibición pública al ser uno de las cintas que ha obtenido recursos financieros de ese municipio paulista que se ha transformado en uno de los mayores inversores del cine brasileño.
En la ceremonia de apertura, Mello además recibió el Trofeo Cidade de Gramado en reconocimiento a su destacada y joven trayectoria. Este fue el primero de los tres premios especiales que otorgará el festival a lo largo de esta edición, ya que también se premiará a la gran dama del cine brasileño, Fernanda Montenegro, y al realizador, guionista, actor y dramaturgo Domingos Oliveira.
Por su parte, “Riscado”, de Gustavo Pizzi, fue el encargado de dar el pistoletazo de salida a la Competencia Nacional de Largometrajes compuesta por siete películas. Karine Teles –también guionista junto al director- protagoniza de forma soberbia el camino de amarguras que debe recorrer una actriz que -movilizada por una gran convicción- se gana la vida haciendo imitaciones de leyendas como Marilyn Monroe, Betty Page o Carmen Miranda, a la espera de esa gran oportunidad para la carrera profesional que sueña.
La película es una producción independiente que se hizo al margen de ayudas oficiales –tanto federales como estatales-, que se concretó gracias a alianzas, asociaciones y la inversión directa, con un costo final de 800 mil reales. “Hacer este film fue una lucha”, reconoció el director, quien experimenta con diversos formatos como parte de la narrativa de una cinta que busca hablar de “suerte, trabajo, oportunidades de vida y cómo hacer lo que uno quiere de la mejor manera posible y poder vivir de eso”.
