Una agrupación de profesionales del sector ha publicado “Memoria de los cines peruanos 2024”, una iniciativa ciudadana de 340 páginas que, ante la omisión por parte de la política pública, busca ser “un documento de consulta y una invitación al diálogo extendida a la comunidad del audiovisual, peruana y latinoamericana, y a la sociedad en general”.
En términos de coyuntura, señala el informe, 2024 fue “un año ambivalente, con poco que celebrar a nivel social, y menos aún en temas culturales, donde una gran presión de élites conservadoras buscó socavar la diversidad cultural y social con distintas leyes y discursos”. El año pasado se estrenaron 94 películas, una cifra récord que fue creciendo progresivamente (81 en 2023, 75 en 2022) y que supera el millar en lo que va de siglo. Del casi centenar, 19% se realizaron con esquemas de coproducción internacional.
El equipo editorial tiene en cuenta el concepto estreno en su versión más amplia, y no se limita solo a la cartelera comercial, “siempre competitiva y hostil con las apuestas nacionales”; sino que tiene en cuenta los lanzamientos en espacios alternativos como festivales nacionales e internacionales, centros académicos y culturales, pantallas al aire libre y plataformas virtuales. Se identifican cerca de 60 festivales y un circuito de 54 salas alternativas del que hay pocos datos y que estrenó el 30% de las películas. Las películas de 2024 retrataron 23 de las 24 regiones del país e incluyeron ocho de las lenguas oficiales. Casi la mitad de las obras fueron documentales y el 30% del total fue estrenada con aportes estatales. En términos de la brecha de género, ésta se mantiene: apenas el 15% fueron dirigidas por mujeres.
En el capítulo de fondos, el equipo señala que en 2024 se cancelaron cuatro líneas concursables (Investigación, Experimental, Postproducción y Desarrollo de series); se retrasaron las convocatorias y hubo protestas por cambios en las bases “a razón de cláusulas que deslizaron posibles censuras”. No obstante, se repartió la totalidad del presupuesto, 30 millones de soles.
El informe lamenta la ausencia de informes por parte de las instituciones estatales (Ministerio de Cultura, DAFO y PromPerú) y alerta sobre la nueva figura en el Ministerio. “La alta dirección del ministerio durante la era Urteaga mantuvo una visión conservadora de la cultura y una actitud poco dialogante con los gremios audiovisuales. A su salida en septiembre, su reemplazo Fabricio Valencia ha asumido un mutismo extremo con respecto a políticas audiovisuales, tanto en medios de comunicación como con la comunidad, lo que acentúa la sensación de incertidumbre y desconfianza”, señala.
En este contexto, y tras la aprobación de la llamada “ley Anticine”, la proyección que hace el equipo editorial no es alentadora: “En 2025, podemos esperar que la producción no decrezca por el impulso de la producción de los años anteriores, pero el derrotero legal e institucional viene generando incertidumbre sobre el futuro del cine nacional”. No obstante, el informe invita a la reflexión colectiva: “los datos de la producción cinematográfica no solo nos llevan a preguntarnos qué cantidad de películas estamos produciendo, sino también por quiénes las hacen, qué comunidades están representadas, cuáles son las primeras pantallas en proyectarlas, qué soportes necesitan esas pantallas. Probablemente, al compartir esta información y con una lectura —esperamos colectiva— aparecerán más matices, más preocupaciones y, con mucha suerte, iniciativas e ideas que intenten dar solución a todo lo que esté por venir”.
El equipo editorial, integrado por Andrea De la Torre Perleche, Antolín Prieto, Claudia Arteaga, Laslo Rojas, Luis Ramos y Luis Vélez, cuenta a LatAm cinema que el principal desafío fue marcar los límites: “No queríamos dejar nada de lado. Pero en un punto tuvimos que evaluar nuestras propias posibilidades y limitaciones, entonces algunos temas tuvieron que quedar fuera. Aunque la publicación es voluminosa, la idea de los cines peruanos lo es más”, señalan. La falta de financiación fue otro de los escollos que lograron salvar en el tiempo libre de cada integrante, pero dilató mucho el proceso.
Por otro lado, el sexteto destaca que la ausencia de sistematización de información también fue un obstáculo: “Sobre todo fue especialmente desafiante conseguir información sobre los fondos internacionales o el circuito de salas alternativas, y procesarla” (…) En este sentido, el equipo agradece a Rosita Rodríguez de Ibermedia, quien facilitó información relacionada con el financiamiento internacional; y mencionan como referencias investigaciones previas, como “Las miradas múltiples” de Emilio Bustamante y Jaime Luna Victoria, o “El cine peruano en tiempos digitales” de Ricardo Bedoya; así como la metodología implementada por el portal Cinencuentro. “Si bien esta memoria demoró un año en hacerse, recupera información de casi dos años de trabajo de sistematización. Al final, la carencia de una sistematización adecuada fue una motivación para nosotros, aunque también nos dejó en claro que son las iniciativas ciudadanas las que empujan estos estudios”, apuntan.
El informe completo se puede leer en este enlace.