“Asalto al cine”, una reflexión sobre la juventud actual mexicana

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(Desde Ceará, por Cynthia García Calvo) La joven directora mexicana Iria Gómez Concheiro tiene 31 años y dedicó siete de ellos a la realización de su primera película, “Asalto al cine”, un film que reflexiona sobre la juventud actual mexicana, que es consecuencia de la persistencia como resultado de una profunda convicción. La película se presentó en la competencia oficial de Cine Ceará luego de triunfar como mejor opera prima en el 26° Festival de Guadalajara y pasar por el Festival de Sundance.

“La problemática de producción en México es cada vez peor. En lugar de ir mejorando considero que va empeorando”, sostuvo Gómez Concheiro en conferencia de prensa al ser consultada por el largo tiempo que le demandó concretar su ópera prima. “Considero que el Estado no se hace responsable de la cinematografía nacional. Hay cada vez menos apoyos, y para una película de opera prima, independiente y con cierta temática social, es más difícil lograr conseguir los recursos. Creo que tiene que ver con eso que me haya tardado casi siete años en poder levantar la película”, añadió.

“Asalto al cine” es la historia de cuatro amigos que se enmarcan dentro de la generación que en México se denomina como “ninis”, es decir, ni trabajan, ni estudian. Con el tiempo libre a su disposición y conflictos personales que socavan su cotidiano, se entusiasman con la idea de robar un cine.

La película surge de las páginas policiales, cuando la realizadora –coleccionista de notas de periódico- vio un titular que decía: “Asalto de película”. “Fue como el dispositivo que necesitaba para hablar de lo que quería hablar, que es la falta de espacios para los jóvenes en una sociedad como la nuestra”, recordó, detallando: “Considero que hoy en día estamos viviendo en México y muchos lados de América Latina una violencia tremenda, donde quienes se ven afectados principalmente son los jóvenes que son como la carne de cañón, son el frente de adelante de una guerra inventada por un Estado totalitario. Son jóvenes que no tienen ni estudio, ni trabajo, que ahora le llaman en mi país los ‘ninis’, que me parece hasta ridículo que se le pongan nombres porque al ponerle nombre se está demarcando que es algo que no se va a solucionar, sino que es una problemática. Son como la escoria de un país, y hay que señalarlos, hacerlos a un lado y encapsularlos”.

Su experiencia personal le ha demostrado la capacidad transformadora que tiene el arte: “Yo trabajo en un centro cultural donde se da una cantidad de talleres gratuitos, y se atiende a una población bastante grande, y he visto como los jóvenes al tener desarrollo artístico o simplemente de espacio de encuentro, se transforman. Hay una capacidad de ver el mundo distinto, por lo menos. Pienso que la solución a un problema de violencia como tiene el mío es justamente generar estos espacios educativos y laborales”.

La película consiguió su financiación para ser filmada aplicando a la ley 226, por medio de la cual una empresa puede destinar un 10% del impuesto sobre la renta a una película; sin embargo atravesó diversos problemas para su finalización, faltando aún su mezcla final de sonido.

El elenco se conforma de actores profesionales y naturales, donde destaca la presencia del actor joven de mayor ascenso en el cine mexicano, Gabino Rodríguez, un habitual en las películas de Nicolás Pereda. “Gabino entra a trabajar hace cinco años. El personaje se escribió para él. Lo cual siempre es un disfrute porque tu personaje tiene cara mientras estás escribiendo. La película trató de arrancar para filmarse tres veces, entonces entramos en taller con actores tres veces. Eso nos llevó a que Gabino se convirtiera en un colaborador de lado a lado. Y empezamos a escribir juntos y discutir mucho la película. Y además de ser el actor maravilloso que es, es también un colaborador creativo de la película muy importante”, relató.

Cabe destacar la presencia en el reparto de muchas figuras reconocidas de la pantalla grande mexicana, como Dolores Heredia, que se dan cita en la cinta respondiendo a la metáfora que representa ese asalto al cine, una forma de los protagonistas “de asaltar la irrealidad cuando la realidad de ellos está fragmentada”, pero que es también el modo en que la directora sienta postura frente a la producción nacional.

“Hubo como una intención mía de decir que estoy asaltando el cine mexicano y por eso todos los actores del cine son actores famosos. Nos cuesta tanto trabajo poder levantar una película independiente que de pronto para mí era como decir: ‘Después de siete años logré asaltar el cine’. Siempre tuve miedo porque era un riesgo meter actores profesionales en esos papeles, pero el esfuerzo fue en la dirección de actores lograr un mismo tono actoral con una separación entre mis actores principales, que son muy naturales, y los actores del cine que se exagera un poco como remitiendo a ese cine que lleva tanto tiempo haciéndose, que es totalmente plástico y estereotipado”, sostuvo.

Con la idea romántica de que “el cine puede ser transformador”, Gómez Concheiro sintetizó que la intención del film es propiciar una reflexión sobre “qué estamos haciendo con nuestra juventud”.

Mientras busca distribuidor para “Asalto al cine”, trabaja en la escritura del guión –nuevamente junto a Juan Pablo Gómez García- de su nueva película, que rodará en Colombia con la intención de hablar sobre la realidad que está padeciendo México en un país que ya vivió similares sucesos. Sobre el proyecto, adelantó: “Es una película intimista sobre la fragmentación de la familia. De cómo un Estado puede romper lo interno, los corazones de las personas. En Colombia y ahora en México se asesina a mucha gente inocente nada más para hablar de que las estadísticas de lucha contra el narcotráfico y la guerrilla -en el caso de Colombia- van bien, de que el gobierno está haciendo bien su trabajo. Y para ello se mata gente que no tiene nada que ver con la guerrilla y el narcotráfico, y se premia a los militares o paramilitares que asesinan a esta gente. A eso en Colombia se le llama los falsos positivos. En México todavía no se le pone nombre. Quiero hablar de eso pero desde lo interno de una familia que está rota por la paranoia, por la cultura del miedo”.